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Irene Arcas / Directora general de HelpAge International España

'Reconocer el edadismo no es sencillo, ya que muchas actitudes edadistas están interiorizadas y aceptadas socialmente'

En el camino a la tolerancia cero contra este tipo de discriminación, Arcas apunta a que "un buen comienzo es ponerlo encima de la mesa y que se empiece hablar de ello a todos los niveles"

M.S. / EM 11-11-2022

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Pregunta. Es cierto que el año pasado el cambio de modelo residencial centró muchos de los debates del sector y parece que este 2022 está ocurriendo lo mismo con el edadismo. No es una realidad nueva pero, sin embargo, el hecho de hablar de ello contribuye a visibilizar este fenómeno. ¿Diría que estamos en el camino adecuado para erradicar el edadismo? ¿Cuáles son esos pasos iniciales que debemos asegurar de cara a cumplir ese objetivo de tolerancia cero con el edadismo?
Respuesta.- Efectivamente la discriminación por razón de edad lleva ocurriendo desde hace mucho tiempo y, sin duda, un buen comienzo para llegar a ese objetivo de tolerancia cero con el edadismo es ponerlo encima de la mesa y que se empiece hablar de ello a todos los niveles: desde los medios de comunicación, las corporaciones privadas, los agentes sociales y, por supuesto, los responsables políticos. Y, lo hemos dicho en varias ocasiones, pero lamentablemente ha sido la pandemia por Covid-19 la que, en gran medida, ha contribuido a evidenciar el actual estado de los derechos de las personas mayores. 
Y es que para que todas las personas podamos vivir con dignidad y disfrutar de nuestros derechos y libertades fundamentales, independientemente de nuestra edad, debemos trabajar para acabar con el edadismo y desterrar todos los estereotipos y prejuicios que existen sobre la vejez y que alimentan la discriminación y el trato inadecuado hacia las personas mayores.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud se refiere a la violencia hacia las personas mayores como un problema de gran magnitud del que se desconoce su verdadera dimensión, ya que se cuenta con muy poca información e investigación al respecto. 
El problema está en que el edadismo se basa en un imaginario colectivo que presenta a las personas mayores como improductivas, frágiles o incapaces. Estos estereotipos infravaloran a las personas mayores y hacen que sean tratadas de forma distinta o inadecuada. El edadismo provoca, además, que se invisibilice la riqueza de vida de las personas mayores y se ignoren las distintas experiencias y necesidades que cada persona tiene individualmente. 
Es básico hablar de que los Estados tienen la obligación de garantizar la igualdad de todas las personas, tanto en la teoría como en la práctica, por lo que debe prohibirse de forma expresa la discriminación por motivos de edad. Además, es imprescindible analizar el impacto de cualquier política, ley o programa en los derechos de las personas mayores, especialmente si se adoptan medidas basadas en la edad.
La igualdad implica que todas las personas se sientan valoradas y útiles como ciudadanas y que estén reconocidas como sujetos de derechos y deberes en igualdad de condiciones con las demás personas. En este sentido, la autonomía, el derecho a participar en el proceso de toma decisiones, a realizar elecciones personales y a expresar sus opiniones libremente son claves para garantizar los derechos individuales de las personas.
Por tanto, para que las personas mayores participen plenamente en la sociedad, disfruten de la igualdad de oportunidades, y estén incluidas en todos los ámbitos de la sociedad, debemos adoptar medidas específicas que garanticen la igualdad real y efectiva, así como eliminar todas aquellas prácticas, medidas o políticas que sean discriminatorias y/o afecten negativamente a los derechos, la dignidad o a la seguridad personal de las personas mayores.

P.- HelpAge International España es una de las entidades más comprometidas con la protección de los derechos de los mayores y así lo avalan las iniciativas que están impulsando para terminar con la discriminación por edad. ¿Ya es la sociedad española consciente de la gravedad de este tipo de discriminación? ¿Estamos sensibilizados?
R.- No, las sociedades en general no son conscientes de la gravedad de esta discriminación y hay que tener en cuenta que el edadismo es la tercera forma de discriminación tras el racismo y el sexismo. Aunque en los últimos años se están viendo ciertas tendencias de cambio positivas en este sentido, creo que aún nos queda mucho trabajo por hacer para crear concienciar y sensibilizar a la sociedad en su conjunto a todos los niveles sobre esta realidad, porque es una realidad que viven numerosas personas mayores cada día en nuestro país. 

P.- Decía recientemente que es preciso seguir haciendo pedagogía y divulgación sobre los derechos de los mayores. Empezando por el principio: ¿conocen, los propios mayores, sus derechos? ¿Son conscientes de cuando están recibiendo un trato discriminatorio o, por el contrario, se ha llegado a una cierta normalización de este tipo de comportamientos? 
R.- Reconocer el edadismo no es sencillo, ya que muchas actitudes edadistas están completamente interiorizadas, naturalizadas y aceptadas socialmente. Además, muchas de estas actitudes parten de buenas intenciones o de una sobreprotección de las personas mayores, pero que en realidad se basan en la idea de que no son capaces de hacer o decidir por sí mismas. 
De hecho, uno de los comportamientos edadistas más habituales consiste en infantilizar a las personas mayores, es decir, tratarlas como si fueran niñas o niños y no como personas adultas con la capacidad y el derecho de decidir sobre su propia vida. O, por ejemplo, ¿por qué se utiliza socialmente el término “abuelos” para referirse a las personas mayores sin ni siquiera saber si tienen nietos? O ¿por qué la mayoría de las imágenes de personas mayores que vemos en los medios de comunicación o en la publicidad están representadas con bastón, andador o sentadas en un banco? 
Además, existen muchas barreras que impiden detectar el maltrato hacia las personas mayores: el desconocimiento, la falta de información y concienciación, falta de recursos, temores, ausencia de protocolos, falta de formación específica, dependencia, miedo, vergüenza, deterioro cognitivo… 
Es muy importante que las propias personas mayores sepan que el maltrato y el abuso se puede denunciar y existen diversas alternativas para poder actuar ante estas situaciones de maltrato. La forma más eficaz y rápida, especialmente ante casos de gravedad o urgencia, es acudir directamente a una comisaría o a un juzgado de guardia para realizar una denuncia. También es útil contactar con los Servicios Sociales, el Defensor del Pueblo o la Fiscalía para la Protección y Defensa de los derechos de las personas mayores o el Imserso. 
Aun así, la violencia hacia las personas mayores es una violencia sobre la que no existe una conciencia social extendida y por ello, las personas que sufren este tipo de violencia, a menudo, desconocen cómo actuar y los mecanismos instituciones y de apoyo existentes. 
Y esta fue la principal razón por la que desde HelpAge decidimos poner en marcha el SEAM (Servicio Estatal de Atención a Personas Mayores), para poder ofrecer un servicio de asesoramiento y acompañamiento en casos de discriminación por razón de edad destinado a las propias personas mayores, pero también para sus cuidadores, profesionales o cualquier persona interesada en el tema. 

P.- Hablando, precisamente, del SEAM. ¿Cómo está funcionando este servicio?
R.- Desde HelpAge estamos muy satisfechos con la puesta en marcha del SEAM. Llevamos tan solo un mes y medio prestando el servicio y ya hemos recibido numerosas llamadas y consultas muy interesantes que nos están permitiendo conocer más a fondo las preocupaciones e inquietudes reales de las personas mayores. Además, también está teniendo muy buena acogida desde diferentes instituciones públicas y privadas. Esto nos demuestra que el servicio era algo necesario en nuestro país. 
Llevamos años trabajando por los derechos de las personas mayores por medio de la sensibilización a través de formaciones, publicaciones y campañas y vimos que nos faltaba dar un paso adelante esencial: llegar a las propias personas mayores para que puedan ejercer sus derechos.
Así que empezamos esta nueva andadura sabiendo que nos queda mucho camino por recorrer para que las personas mayores sean conscientes de las discriminaciones que sufren y alcen la voz contra ellas haciendo uso de herramientas como nuestro servicio y en esa línea vamos a seguir trabajando desde el SEAM y desde HelpAge. 

P.- En su opinión, ¿qué otros recursos o herramientas debe saber una persona mayor que tiene a su alcance para alzar la voz en caso de estar siendo discriminado?
R.- El papel de instituciones como el Defensor del Pueblo y los defensores autonómicos es fundamental. Las personas mayores y el resto de la ciudadanía deberían conocerlas más y acudir a ellas para plantear quejas cuando hayan sufrido una situación de discriminación. Además, desde hace unos años hemos observado que los Colegios de Abogados están incorporando a sus Servicios de Orientación Jurídica áreas concretas de asesoramiento jurídico a personas mayores, ejemplos de esta buena práctica son el Colegio de Abogados de Salamanca y el de Vizcaya. Es muy necesario que las personas mayores, potenciales usuarios de estos servicios, los conozcan y, en este aspecto, el SEAM quiere ser un espacio al que acudir para informarse sobre recursos disponibles.

P.- Las manifestaciones del maltrato en la vejez son múltiples. ¿Cuáles son, quizá, las más evidentes? ¿Y aquellas que erróneamente han llegado a normalizarse? 
R.- Los ejemplos de discriminación por edad son múltiples en el día a día y efectivamente muchos de ellos pasan totalmente desapercibidos, llegamos a asumirlos como algo normal. Un ejemplo de discriminación evidente es la falta de representación en los medios de comunicación; la presencia de barreras arquitectónicas o la discriminación laboral. Quizá este sea uno de los ejemplos más claros de discriminación. Hay muchas personas mayores capacitadas para trabajar y con ganas de hacerlo, pero pasada una cierta edad, esto implica un desafío para estas personas y un no rotundo para el mercado laboral. Se trata de una discriminación que sufren personas que incluso no han llegado a cumplir los 60 años. 
La condescendencia es otro ejemplo de edadismo. La vejez se equipara a ignorancia y a una falta de capacidad para pensar e incluso para tomar su propias decisiones. En ocasiones, la edad en sí misma es usada como excusa para coartar su libertad.  

P.- Si hablamos de discriminación por motivos de género, las mujeres mayores son doblemente víctimas de este problema, especialmente en el ámbito laboral. ¿Se enfrentan entonces las mujeres a más prejuicios por el simple hecho de cumplir años y envejecer? ¿Cómo es posible revertir esta tendencia tan injusta?
R.- El informe mundial de edadismo de la OMS sí que establece cómo las mujeres mayores se encuentran sujetas a una doble discriminación, aunque realmente hablamos de interseccionalidad porque se suelen sumar más de dos factores. Es un hecho constatado que las mujeres mayores se encuentran en una situación desventajosa dentro del mercado laboral, una prueba de ello es, como señalamos en el informe que hemos elaborado desde HelpAge España sobre Discriminación de las personas mayores en el ámbito laboral, que se suele forzar a las mujeres a que siempre mantengan su apariencia juvenil, lo que se denomina discriminación por apariencia o lookism
Se puede revertir esta tendencia sensibilizando a la sociedad en relación con esta situación específica de dobles estándares a los que se ven sujetas las mujeres y, a la vez, empoderando a las mujeres respecto a su envejecimiento. Por ejemplo, hace años todas las mujeres se teñían el pelo porque las canas no eran socialmente aceptadas; hoy en día es mucho más común ver a una mujer aceptar e ir con sus canas, ser ellas las que tomen la decisión y que no sea la sociedad la que las empuje a tomar determinadas decisiones. 



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