Respuesta.- La discriminación por razón de edad es la más invisible de todas. Hasta la presentación del informe mundial sobre edadismo de la OMS hace ya dos años, no se hablaba públicamente de edadismo y ahora tenemos la oportunidad de poner sobre la mesa del debate político y social este grave problema. Mientras no sea una prioridad en la agenda pública no avanzaremos en la identificación del problema, sus causas y sus soluciones. Por eso es necesario que cada día más entidades presionemos a los poderes públicos en este sentido. Hay más de un 30% de personas mayores que sufren discriminación y maltrato y lo más grave, además de ser una vulneración de los derechos humanos más elemental, es que en muchos casos las personas mayores no son conscientes de ese maltrato y no actúan porque tienen asumido que es una consecuencia de ser mayor.

R. Tenemos que empezar por informar y sensibilizar sobre el maltrato a las personas mayores para que a partir de esta sensibilización, se pueda tomar conciencia y actuar. El día 15 de junio se conmemora el Día de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, mientras que en otros colectivos es cierto que se habla ya directamente del Día contra la violencia, eso es un aviso de que todavía nos queda un camino más largo para tomar conciencia.

El edadismo está tan arraigado en la cultura social que maltratamos a menudo sin ser conscientes. Es urgente crear campañas institucionales potentes a nivel estatal para ir generando conciencia que nos haga modificar nuestra manera de actuar porque el edadismo como el machismo también mata.

R.- Desde HelpAge International España reivindicamos incorporar una perspectiva de edad en las políticas públicas, en todas, desde la vivienda, hasta el urbanismo pasando por la cultura o el empleo y la protección social. Todas las políticas públicas afectan a las personas mayores y todas tienen que enfocarse desde una perspectiva de derechos humanos y no asistencial con las personas mayores. Las personas mayores no son solo un grupo social objeto de protección, sino una parte de la ciudadanía activa de este país que tiene derecho a ser tratados de manera igualitaria y con la garantía de poder seguir disfrutando de la vida en plenitud y con dignidad.

R.- Se han dado avances en el trabajo en red por la protección de las personas mayores, claro ejemplo fue la ponencia de estudio sobre el envejecimiento del Senado, de la cual surgieron múltiples recomendaciones. 

También se observa en el II Plan de Derechos Humanos donde se incluyen a las personas mayores de otra forma, la inclusión de las personas mayores en la ley de cooperación al desarrollo, o un hito que es la primera vez que se habla de edadismo en una ley mediante la Ley 15/2022, de 15 de julio de 2022 que habla de la discriminación por razón de edad. 

Se observa cómo se va hablando de los derechos de las personas mayores y como se van integrando en las leyes y políticas públicas aunque sea de una forma más lenta de la que los colectivos generalmente queremos. 

Pero hay que reconocer que a pesar de nuestros esfuerzos por colocar los derechos de las personas mayores en el centro de la agenda política, la respuesta de los políticos hacia las personas mayores sigue siendo asistencial. No se nos mira de tú a tú y no son conscientes de que todos llegaremos a ser mayores y seremos vulnerables en maltrato y abuso.

R.- Las mujeres vivimos más años, pero en general por decirlo gráficamente somos más pobres y vivimos con peor salud. Disfrutamos de peores pensiones derivadas de nuestras carreras cotización y nuestra dedicación a los cuidados.  Y lo peor es que todas las situaciones de desventaja que se viven por ser mujer se acentúan en la vejez. Nunca dejamos de ser cuidadoras y responsables del cuidado de otros, aunque seamos muy mayores y ahí está el denominado fenómeno de las “abuelas esclavas” del cuidado de nietos e hijos. Además en el caso de vivir situaciones de violencia de género, lo tienen más difícil para salir de esta espiral de maltrato de tantos años.

El concepto de interseccionalidad es muy importante para que tomemos conciencia de todos los ejes opresores que pueden poner a una mujer mayor expuesta a estas situaciones.

R.- El buen trato se basa en la reciprocidad, es decir, se basa en que las personas mayores también aportan activamente a la sociedad y a la familia. Hay que huir de la infantilización y de la visión centrada en los déficits. Sólo desde una consideración social basada en la igualdad se podrá garantizar un buen trato, un trato igualitario, de respeto y digno. De generación en generación, incluido nuestro legado cultural, lingüístico, etc. 

En definitiva, la perspectiva de derecho y buen trato son los ejes vertebradores para contar con las personas mayores y crear una sociedad inclusiva con todas las personas.