Tamara Figueroa Costas tiene unas manos de seda pero, sobre todo, criterio y sentido común, condimentos que aplica en su trabajo diario como esteticista en Khalos. Para ella, el well aging es “una nueva tendencia de belleza más natural que a la que estamos acostumbrados –con tantos filtros y estatus de belleza imposibles–. Nos olvidamos que lo más importante es valorarse y quererse”. 

Sin embargo, su trabajo la enfrenta a otra realidad: “Actualmente, la gente se hace retoques siendo cada vez más jóvenes. Cada vez buscamos resultados más rápidos”. En el centro donde trabaja, Khalos, “los tratamientos más demandados son los anti edad. La radiofrecuencia trabaja la piel desde dentro hacia afuera, estimulando la producción de colágeno. Los resultados de esta técnica son excelentes”. 

¿Por qué piensa que las campañas estéticas se dirigen especialmente al colectivo femenino? Lo tiene claro: “Por los estándares de belleza y la presión social que existe en torno a la apariencia femenina”. En este sentido, y aunque como dice la arruga y las manchas son las preocupaciones mayoritarias a medida que cumplimos años, esa influencia mediática “hace que las expectativas sean muy altas”. Por eso, como señala Tamara Figueroa, “siempre intento explicar cuáles son los resultados reales que vamos a conseguir ya que en estética nos preocupa más cómo se ve esa piel y qué carencias tiene la propia arruga. Creo que si una piel esta luminosa e hidratada, la arruga luce diferente que en una piel deshidratada y sin luz”.

En definitiva. Si como Coco Chanel pensamos que la cara que uno tiene a los 20 años se la da la naturaleza, pero la de los 50 años depende de uno mismo, ella recomienda “tener una buena rutina de limpieza facial mañana y noche, protección solar y acudir a cabina para hacernos algún tratamiento”. Eso sí, sin descuidar la nutrición y el deporte. 

“En Khalos entendemos el mundo de la belleza de una forma global, no solo apariencia, sino salud en general. Nuestro compromiso se centra en proporcionar servicios accesibles a una diversa clientela, donde la excelencia y la calidad se fusionan de manera inigualable, todo ello respaldado por una política de precios altamente competitiva”. En mi opinión, “nunca deberíamos  caer en las tendencias, sino en lo que nos haga más felices y, sobre todo, hacernos retoques o tratamientos para sentirnos nosotros mejor y no para agradar a los demás”, sentencia.