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¿Cuáles son los pilares sobre los que se debe sustentar el nuevo modelo asistencial?

El diseño del futuro modelo de cuidados debe poner en el centro las necesidades y preferencias de las personas que serán beneficiarias de la atención, los profesionales y las familias. Además, debe promoverse el diálogo y la participación social

Cristina Villanueva 10-05-2021

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El debate sobre cómo debe ser ese futuro modelo de cuidados tiene en el centro las necesidades y preferencias de las personas que serán beneficiarias de esa atención, pero no solo eso, también los profesionales y las familias. Todos los expertos consultados por entremayores coinciden que debe haber diálogo y participación social, solo así se construirá un modelo viable y sostenible en el tiempo.

En esta línea se postula Alfredo Bohórquez, que afirma que en el centro de ese modelo están las personas, “pero no solo me refiero a los mayores, a los usuarios de servicios de atención, también hablo de los empleados de las entidades que prestan esos servicios, los auxiliares, los gerocultores, etcétera. Hay que diseñar con las personas. Esto es lo que planteamos desde Albor Consultor, que de hecho hemos creado el método MnGE que plantea un rediseño desde la excelencia, contando con las organizaciones, con los expertos, las familias y , por supuesto, con las personas mayores”. 
Por lo tanto, según este consultor tenemos que rediseñar el modelo que queremos compatibilizándolo con los servicios que ya existen. Es decir, no hay que cerrar servicios, hay que reconstruir sobre lo que tenemos. Bohórquez señala un elemento indispensable, que es un diálogo entre la sociedad civil, las Administraciones públicas y los partidos políticos. “El diálogo civil y político es la clave de la solución para ese rediseño”, afirma.

Por su parte, Vela también parte de la idea de que el fin son los mayores y las personas dependientes, por lo que el sistema se tiene que sustentar mayoritariamente en la demanda de quienes van a recibir ese servicio. Ellos son el centro sobre el que deben pivotar los cambios que se generarán: “Desde Fundación Lares creemos que el modelo debe poner en primer plano a las personas mayores, escucharlas, y a partir de ahí debe integrarse en la comunidad. Es fundamental también que la sociedad vuelva a dar importancia a la dignificación de los cuidados. Hay dos elementos clave, volver a valorar los cuidados en el entorno, como elemento básico de las relaciones sociales; y por otro lado, combatir el edadismo, la discriminación por edad”.
En torno a la premisa de que la atención debe ofrecerse mayoritariamente en el hogar del mayor, desde Lares señalan que para ello hay que facilitar recursos y servicios de apoyo. “En este sentido, los centros residenciales tienen un papel muy importante como centros de referencia de la dependencia en el entorno comunitario, dando ese tipo de cobertura a los domicilios. Lo ideal es que las personas lleguen a los centros residenciales cuando sea totalmente necesario y hasta ese momento que vivan en sus casas. Para esto, se necesitan muchos apoyos especializados y comunitarios. Una opción es ofrecerlos desde los centros de referencia, que podrían ser las propias residencias. Por ejemplo, impartir la formación a los cuidadores no formales, a los profesionales, el banco de ayudas técnicas, etcétera”, asegura Vela.
Desde Lares explican esta coordinación entre los hogares de los mayores y las residencias en función de unos itinerarios de los usuarios. De esta forma, habría un equipo de apoyo en la residencia que modularía diferentes niveles de dependencia, para prestar unos recursos u otros en función de la necesidad de la persona dependiente. Ese equipo de referencia daría esa respuesta si se contempla como un itinerario. En unos casos, se ofrecería la atención directamente en el domicilio, en otros, debería pasar por un centro de para recibir fisioterapia, terapia ocupacional, etcétera; y en otros casos, necesitaría acudir a una unidad de estancias diurnas o nocturnas. Es decir, tiene que ser un sistema que sea modular y flexible. Llegado el momento, si necesita una plaza residencial, este centro debería ser como su hogar y estar lo más próximo a su lugar de procedencia.

En otro orden, Stephan Biel resalta el papel de la Administración como “órgano observador”, cuya misión sea fijar los criterios comunes de esos servicios, bien sea la ayuda a domicilio, los centros de día, las residencias o las unidades de convivencia. Pero, sobre todo, y lo más importante, es que debe dejar en manos del ciudadano la elección de cómo quiere ser cuidado. Es decir, también coincide en que en el centro debe estar la persona.
Por otro lado, Biel hace una división entre gestión y servicio: “Hay que diferenciar entre modelo de gestión y modelo de ofrecer el servicio, para mi son dos partes. Respecto a la gestión, es fundamental crear un sistema integral basándose en las personas para incentivar la prevención y el envejecimiento activo y saludable. Respecto a cómo ofrecer el servicio, en primer lugar, el cuidado tiene que ser bajo el criterio de buenas prácticas y basado en la evidencia, acorde con lo que los mayores reclaman hoy en día. Ahora bien, el concepto o modelo que queremos aplicar, eso dependerá de cada proveedor, según su visión y filosofía, dependiendo si es una entidad pública, privada o no lucrativa”. 
El asesor y formador también defiende que se definan perfiles como la Enfermería especializada en Geriatría o Gerontología para garantizar el equilibrio entre la calidad de vida y la calidad asistencial. Para Biel la idea central de ese futuro modelo es “ser creativo, innovador y mirar hacia el futuro para ofrecer soluciones que fomenten la calidad de vida”. 

De la misma manera, Antón Beltrán pone a los beneficiarios de los servicios en el centro de todo. Señala que la preocupación fundamental debe ser que las personas mayores se sientan cuidadas y atendidas de forma integral que se aborde su salud física, nivel de dependencia y funcionalidad para la vida diaria y su estado psicológico. Además, algo que cada vez cobra mayor importancia es la relación de las personas con su entorno o, dicho de otra manera, la detección y prevención de situaciones de soledad no deseada.
Dicho esto, el exdirector del Imserso detalla los puntos sobre los que, desde su perspectiva, se debe sustentar el futuro modelo:

Aprovechar la experiencia y conocimiento adquirido de las etapas anteriores.
• La innovación, teniendo en cuenta la cartera de servicios y recursos para adaptarlos a las nuevas situaciones familiares y personales, logrando así una valoración integral de las necesidades que nos dará la base para una buena atención y una continuidad asistencial.
• La calidad y la profesionalidad en la atención y cuidados.
• La complementariedad y colaboración público-privada para la sostenibilidad presente y futura de los servicios.
•  La información y la comunicación con los beneficiarios y sus familias tanto para facilitar la accesibilidad y conocimiento de los recursos existentes como para poder tener la capacidad de participar y elegir como quieren ser cuidados.
• Las nuevas tecnologías al servicio de los cuidados, como instrumentos cualificados para facilitar la accesibilidad de los beneficiarios y las tareas de los cuidadores.
Valorar positivamente y en sus justos términos las grandes posibilidades de generación de empleo y actividad económica que puede conseguir un modelo de cuidados que cada vez tendrá más demanda y más personas para atender. 
• Para las personas y familias que requieran de cuidados y que por razones económicas no accedan a los recursos de financiación pública, puedan establecerse mecanismos de tratamiento fiscal que contribuirán a la transparencia en la adquisición de sus servicios, evitando un aspecto negativo como es la economía paralela.
Adaptaciones necesarias para el ámbito rural que, en la medida de lo posible, se facilite su accesibilidad a esta población. 


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