“Más de 21 millones de personas precisan asistencia y protección en Yemen, esto es dos tercios de la población del país”, recordó a finales de febrero el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, en la conferencia celebrada en Ginebra con el fin de recabar recursos para financiar las operaciones humanitaria en esa nación, organizada por la ONU y los gobiernos sueco y suizo.

Por si la situación política fuera poco, Yemen está a la vanguardia de la crisis climática mundial, con desastres recurrentes como sequías graves e inundaciones que amenazan la vida, la seguridad y el bienestar de las personas. En su discurso, Guterres lamentó la falta de fondos suficientes para aliviar las carencias más básicas de los yemeníes e invitó reflexionar sobre las precarias condiciones de vida de estas personas.

“Soy consciente de que las necesidades humanitarias del mundo son las más altas que jamás hayan existido y sé que los recursos son escasos. Pero también sé que su apoyo puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte. Hoy les solicitamos 4.300 millones de dólares para ayudar a 17,3 millones de las personas más vulnerables en Yemen”, dijo el secretario general, un monto que permitiría mantener la labor vital de las agencias humanitarias, que el año pasado salvaron la vida de 11 millones de personas al proveerles alimentos, agua limpia, albergue, protección y educación. Esta asistencia y la tregua de seis meses entre el gobierno y los houthis permitieron que dos millones menos de personas sufrieran hambre aguda y 150.000, al borde de la hambruna, dejaron de estarlo. “Pero estos avances son frágiles”, advirtió, y subrayó que si el dinero se acaba, las agencias se verán forzadas a reducir sus operaciones o a suspender programas.

El titular de la ONU enfatizó asimismo que, además del apoyo financiero, el personal humanitario precisa acceso para llegar a los necesitados. Detalló que la burocracia y la restricción de circulación, sobre todo en las áreas controladas por los houthies, dificultan la labor de socorro. En este sentido, llamó a todas las partes en conflicto a facilitar el paso rápido y seguro de la ayuda humanitaria a todos civiles que la requieran, como lo establece el derecho internacional.

Para terminar, Guterres hizo hincapié en que si bien los yemenitas merecen el apoyo del mundo, también merecen una salida hacia la paz y una oportunidad de reconstruir sus comunidades y su país.

La guerra civil que vive Yemen desde 2014 ha generado una de las crisis humanitarias más graves del mundo y, pese al trabajo de las organismos de ayuda, las necesidades de la población crecen cada día  en un entorno de muerte, desplazamientos masivos, destrucción, hambre y sufrimiento. 

El coordinador de Ayuda de Emergencia, Martin Griffiths, afirmó que es imperativo que la comunidad internacional proteja y extienda los frágiles logros del año pasado. “Si bien es fundamental mantener las actividades que salvan vidas, también se necesitan inversiones constantes y masivas para reconstruir y restaurar la economía, los servicios básicos y el desarrollo de Yemen. Y lo que es más importante, el pueblo de Yemen necesita paz; sin ella, millones seguirán enfrentándose a niveles extremos de pobreza, hambre y sufrimiento”, puntualizó Griffiths.