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El reto de adaptarse a la revolución digital y aprovechar todas sus ventajas

Las personas que en la actualidad tienen más de 70 años nacieron en un mundo analógico. Hoy viven una auténtica revolución digital, que además evoluciona a un ritmo vertiginoso

Cristina Villanueva 22-12-2021

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El proceso de envejecimiento poblacional en el que estamos inmersos afecta a todos los ámbitos de la sociedad. Según datos del año pasado del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2050 las personas mayores de 65 años superarán el 30% de la población en España, lo cual requiere de una importante adaptación de recursos y servicios destinados a responder a las necesidades de este grupo emergente, y la tecnología es parte de ese proceso.

La Era Digital o Sociedad de la Información comenzó con la creación de los dispositivos digitales, en torno a los años 70 y se desarrolló a  principios de los 80. Es decir, actualmente, las personas de más de 70 años nacieron en un mundo analógico, pero viven una auténtica revolución digital, que además evoluciona a un ritmo muy alto.
Las nuevas tecnologías forman parte del tejido social, ya que están presentes en todos los aparatos de uso cotidiano, medios de transporte, sistemas de gestión, además  del arte y el ocio. Por supuesto, también se ha avanzado mucho en las TIC aplicadas a la salud y la atención del colectivo mayor, así como de las personas con dependencia, mejorando su calidad de vida.

De hecho, numerosos estudios señalan la importancia de la I+D+i en el campo del envejecimiento. Por ejemplo, en la Agenda de Investigación sobre el Envejecimiento para el Siglo XXI, un proyecto conjunto del Programa de Envejecimiento de las Naciones Unidas y de la Asociación Internacional de Gerontología publicado en 2007, ya se apuntaban varias áreas de investigación, en las cuales las nuevas tecnologías podían desarrollar un papel relevante: participación e integración social, envejecimiento saludable, actividad física y mental, y calidad de vida, entre otras. 

En este sentido, ya hay numerosas empresas que trabajan todas estas áreas para ofrecer opciones diferentes a las demandas de una población que envejece. Desde la Fundació TIC Salut Social destacan que “los actuales cambios demográficos nos llevan, cada vez más, a una situación en la que debemos estar preparados y ser capaces de ofrecer soluciones que garanticen una buena calidad de vida, y adaptadas a las necesidades de cada persona. Para responder a los retos de la futura atención social y sanitaria, es necesario que empresas tecnológicas y actores sociosanitarios estén en continua colaboración”.


NUEVAS TECNOLOGÍAS APLICADAS A LA SALUD
 El catedrático de la Escuela Superior de Informática de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), Mario Piattini, explica que existen multitud de áreas en las que las TIC contribuyen a mejorar la calidad de vida de las personas mayores y con discapacidad. “Por ejemplo, en cuanto a los problemas de movimiento, se están consiguiendo sillas de ruedas cada vez más inteligentes diseñadas para prevenir colisiones, detectando obstáculos mediante sensores. También hay modelos que pueden subir escaleras o adaptarse a diferentes tipos de terreno de forma automática, amplificando la fuerza del usuario mediante un microprocesador. En cuanto a los problemas de visión, además de las señales pedestres audibles, o las vibrotáctiles, ya disponemos de sistemas capaces de decir a la gente donde está, qué peligros pueden encontrarse en su camino y lo que se encuentra a su alrededor. También, a la hora de tomar medicamentos, los sistemas inteligentes pueden leer la información de la etiquetas y proporcionar información adicional. De forma parecida, por lo que respecta a los problemas de audición, ya existen numerosos sistemas que traducen voz a texto, o que convierten y reproducen lenguas de signos”.

Piattini también se refiere a los avances para tratar el deterioro cognitivo. Para este tipo de problemas, “que afectan al 10% de las personas con más de 65 años, existen dispositivos que puedan guiar a las personas en sus tareas diarias. Además, mediante sistemas hipermediales, presentando material del pasado se puede estimular la memoria a largo plazo en enfermos que sufren demencia y a los que los recuerdos recientes degrada la capacidad de comunicar. Por otro lado, se han desarrollado sistemas de rehabilitación y videojuegos que pueden mejorar las funciones cognitivas”. 

Por supuesto, las novedades tecnológicas también se están aplicando en los hospitales, lo que facilita el seguimiento y tratamiento de las personas mayores que tienen alguna enfermedad crónica, sin tener que desplazarse al centro. Javier Medina, profesor en la Universidad de Jaén en el grupo de Investigación Avances en Sistemas Inteligentes y Aplicaciones, también coincide en que, en los últimos años, se ha avanzado mucho en el ámbito tecnológico relacionado con los cuidados y la salud de las personas mayores: “En nuestro grupo de investigación estamos progresando sobre todo en rehabilitación cardíaca en las personas que han sufrido un ictus. Trabajamos con el Complejo Hospitalario de Jaén en colaboración con la doctora María Rosa Fernández Olmo. Hemos conseguido monitorizar las sesiones de actividad que realizan para dirigir a esas personas en los ejercicios que tienen que hacer. Esto nos facilita saber si hacen o no el ejercicio de forma adecuada y qué impacto tiene éste en su salud. La pulsera o reloj envía los datos al equipo cardiología del hospital y ellos son capaces de evaluar la evolución del programa de rehabilitación. Esto es un gran avance. Y el siguiente paso que queremos dar es ampliar las colaboraciones con otros equipos de salud, enlazando los datos de las personas que monitorizamos con Neurología, Geriatría, Cardiología, etcétera, para realizar evaluaciones y seguimientos”.

En esta misma línea también trabajan en la Fundació TIC Salut Social, donde ponen de relieve la gran cantidad de dispositivos que hay actualmente y que permiten medir variables clínicas y fisiológicas enfocadas al seguimiento de patologías tanto leves como crónicas. “La diabetes, la insuficiencia cardíaca o las enfermedades respiratorias son algunos ejemplos de patologías que hoy en día se pueden monitorizar remotamente”, señalan.


EL ASPECTO SOCIAL Y EL ÁREA DE LOS CUIDADOS
 Si en el campo de la salud y la medicina la tecnología está experimentando progresos muy importantes, también es destacable el papel que puede tener mejorando la calidad de vida mediante la interacción social. Jesús Berdún, ingeniero de Telecomunicaciones y experto en eHealth de la Fundació TIC Salut Social, explica que “la reciente pandemia nos ha hecho adaptarnos a nuevas formas de relación a distancia. En algunos casos, las herramientas de videoconferencia han sido el único canal para comunicarnos con nuestros amigos y familiares, no solo en el ámbito laboral”. De hecho, muchas personas mayores empezaron a tener contacto con las TIC durante el confinamiento, a utilizar el correo electrónico o la videoconferencia con el objetivo de comunicarse con sus familiares.

Un ejemplo de esto es el proyecto europeo Pharaon, en el que participa la propia Universidad de Jaén. El principal objetivo es crear una red social adaptada a las personas mayores, en la que puedan contactar entre ellos, hablar por teléfono y, sobre todo, estar conectados con los cuidadores y sus familiares, así como con los servicios sociales de la localidad para fomentar la conexión dentro del tejido social de la zona.

Desde el grupo de Investigación Avances en Sistemas Inteligentes y Aplicaciones de la universidad explican que su papel en este proyecto es ayudar a los mayores a usar esa red social, “cómo se tienen que conectar, cómo pueden organizar reuniones entre ellos, etcétera. De esta forma, ayudamos a su vez a eliminar la brecha digital. El objetivo es integrar a 400 personas de Jaén en esta red social durante al menos un año y así obtener resultados sobre si estas son útiles para mejorar las situaciones de soledad no deseada en personas mayores”.

También se abre un campo muy grande respecto al ámbito de los cuidados a personas dependientes. “A través de las nuevas tecnologías, se está potenciando la vida independiente, sobre todo en el hogar o las residencias, monitorizando a los mayores en sus actividades cotidianas, mediante la implantación de chips o sensores que recogen diferentes signos vitales, peso, indicadores de salud, etcétera, con el fin de prevenir riesgos de salud o caídas, y avisar a los familiares y cuidadores. Estos sistemas permiten, por ejemplo, iluminar el camino al cuarto de baño, o registrar el tiempo que un mayor permanece despierto, con el fin de alertar cuando necesita ayuda o empiezan a desorientarse o duermen mal. Los sensores también se pueden utilizar para crear ‘entrenadores’ que supervisen terapias físicas, registrando los movimientos corporales y haciendo las sugerencias oportunas”, destaca Piattini. 

En esta línea está el proyecto ‘Mercedes’, que permite monitorizar a las personas mayores en su hogar para garantizar una mejor la calidad de vida, impulsado por la Universidad de Jaén y coordinado por Javier Medina.



SALVAR LA BRECHA DIGITAL
El informe ‘Brecha digital y personas mayores’, elaborado por el profesor de la Universidad CEU San Pablo, Leopoldo Abad, refleja la existencia de una brecha digital de carácter generacional que puede comprobarse en los datos de la encuesta del  INE de 2015 sobre utilización de productos TIC. En el empleo del teléfono móvil no había diferencias especialmente significativas, sin embargo, el ordenador era utilizado por un 38,1% de las personas con edades entre 65 y 74 años, muy alejada esta proporción del uso del ordenador en el resto de grupos de edad. Las proporciones de las personas que usaban Internet eran similares en porcentaje aunque, en el caso de las personas entre 65 y 74 años, su utilización bajaba al 33,9%. Por último, las personas de más de 65 años que habían comprado alguna vez por Internet solo eran un 11,3%. 

En cambio, el Barómetro de Mayores publicado por la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados (UDP) tras la pandemia, destaca una reducción de la brecha digital de este colectivo de hasta 14 puntos desde 2019. El documento, que compara la evolución de la brecha digital entre los mayores en los años 2017, 2019 y 2021, destaca un aumento de los internautas que han pasado de un 46,8% en 2019 a un 59,5% en 2021, mientras que todavía hay un 40,5% que asegura no haber accedido nunca a Internet.

Por su parte, el profesor Medina aclara que, aunque es cierto que existe la brecha digital y supone una pequeña barrera, se trata sólo una dificultad inicial. “La experiencia que nosotros tenemos con personas mayores es que tienen mucha motivación y superan esas barreras sin problema. No tienen conocimientos previos, pero si les das la formación adecuada, con la motivación que demuestran, aprenden de forma rápida y con un alto impacto en su día a día”. 
Medina afirma que realmente eso es lo que más debe preocupar a la hora de diseñar soluciones digitales.



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