Considerando los porcentajes de prevalencia de las demencias en España que establece el Plan Integral de Alzheimer y Otras Demencias (2019-2023), se estima que el número de personas con demencias era, en 2019, cercano a las 800.000 personas, de las cuales el 60% tenía más de 80 años. En la actualidad, las residencias de mayores tienen entre sus personas objeto de atención una alta proporción de residentes en situación de deterior cognitivo progresivo y, en Emera, este dato supera el 60% de sus personas usuarias en la gran mayoría de sus residencias.

“Hace cuatro años, cuando hemos abierto nuestros primeros centros, teníamos claro que queríamos defender un modelo de atención propio, distinto de lo que podíamos observar en España. Un modelo de cuidados que daría mucho protagonismo a nuestros residentes más vulnerables, como son las personas que padecen demencias”, explica Ana María García González, directora técnico-asistencial y Calidad del Grupo Emera. “Eso ha pasado por definir y acondicionar espacios hogareños, unidades de convivencia adaptadas a su necesidad, poner énfasis en intervenciones no farmacológicas y también por formar a nuestros profesionales y especializarles en la atención a las demencias”, añadió. 

De esta reflexión surgió primero el modelo de cuidados en acompañamiento de Emera, cuya base es la atención integral centrada en la persona. Según la entidad, el modelo implica que las intervenciones asistenciales del equipo transdisciplinar se apoyen en tres pilares fundamentales: un trabajo basado en la historia de vida de las personas residentes y usuarias de centro de día,  que potencia la estimulación de los sentidos y libre de uso de sujeciones. “Nuestros centros de nueva construcción abren desde el inicio como centros libres de sujeciones, lo que nos permite abordar la atención a personas con demencias desde un enfoque más favorable y amigable”, señala García González. “Cuando el doctor Antonio Burgueño de Ceoma nos retó a ir más allá de estos primeros objetivos, no lo hemos dudado, para lograr que nuestros centros sean unos hogares donde nuestros residentes puedan vivir bien con su demencia”.

Los estándares definidos por Ceoma para alcanzar esta meta reúnen aspectos éticos, organizativos, ambientales, metodológicos e intervenciones especiales. No solo se trata de abundar en la ciencia del cuidado a personas con demencias, sino también de tomar la prevalencia de los síntomas psicológicos y conductuales (SCPD) reactivos como indicador de calidad de vida. 

Un centro amigable es un centro donde una persona con demencia satisface sus necesidades o encuentra actividades significativas para ella, en función de sus roles de vida anteriores. Puede ser, por ejemplo, actividades de la vida diaria realizadas de manera espontánea (prepararse un café, doblar la ropa, regar unas plantas, etcétera) o relacionadas con su papel social, profesional previo. Igualmente, cuenta con una estimulación continua y espontánea, y con apoyo para paliar las deficiencias que va adquiriendo en su proceso. Es también un centro donde esa persona realiza actividades específicas que ayuden en su patología y recibe un trato empático, respetuoso y digno. Desde Emera indican que “lograr un centro así pasa por no ser agresivos en los cuidados, y contar con profesionales impregnados de una filosofía de trabajo y conocimientos acordes a lo que las personas con demencia pueden necesitar”.

Tras meses intensos de trabajar para cumplir con los estándares marcados por el doctor Burgueño, las residencias Emera Juan Bravo (Madrid), Emera Macarena (Sevilla) y Emera Almería han sido los tres primeros centros en España en obtener la acreditación de Ceoma como “centros especialmente amigables con las personas con demencias”. Y, actualmente, este modelo de trabajo se encuentra en proceso de implantación en los centros Emera Carabanchel (Madrid), Emera El Álamo (Madrid), Emera Sant Genis (Barcelona) y Emera Mas Camarena (Valencia).