'Una de las labores más satisfactorias de la farmacia rural es la de acompañamiento de los pacientes en su vida diaria'
Cerca de 4.500 farmacias en España están en el medio rural y gran parte de ellas están sufriendo, actualmente, la preocupación de un futuro incierto por la consecuencia de la despoblación. Desde la Sefar trabajan para visibilizar la situación de miles de profesionales que, como el presidente de esta Sociedad científica, se encuentran al frente de una farmacia rural
Pregunta.- Acaba de renovar su cargo al frente de la Presidencia de la Sociedad Española de Farmacia Rural (Sefar). ¿Qué retos son los que se plantea para esta etapa que acaba de comenzar?
Respuesta.- El principal reto es garantizar el futuro de la farmacia en el medio rural, como establecimiento sanitario esencial que es, para lo que es necesario seguir explicando la situación en la que se encuentra y proponiendo soluciones tanto a la Administración como a nuestros representantes profesionales y a la opinión pública. En el primer mandato nos pusimos como objetivo visibilizar un problema del que apenas se hablaba (la función sanitaria y social que prestan estos compañeros así como su situación de abandono, tanto a nivel económico como personal y profesional) y, creo, que ese objetivo se ha conseguido con creces. Ahora, una vez somos todos conscientes de que sería una tragedia la desaparición de la farmacia rural, no queda otra que ponerse manos a la obra y tomar medidas de carácter estructural y no cosmético.
P.- En concreto, usted lleva 20 años al frente de una farmacia rural. ¿Están las boticas de las poblaciones pequeñas condenadas a desaparecer en un futuro próximo? ¿Qué medidas cree que deberían implementarse para que esto no suceda?
R.- Siempre he dicho que, si nadie lo remedia, nuestra generación será la última al frente de este tipo de farmacias. El trabajo de farmacéutico rural es tremendamente vocacional; no digo que otras ramas de nuestra profesión no lo sean pero, trabajar en las condiciones de penuria económica y personal a las que se ven obligados a hacerlo hoy en día muchos de estos compañeros y mantener ese grado de profesionalidad y esa dedicación a sus pacientes, solo se explica desde el punto de vista de la vocación. Es indispensable tomar medidas que hagan atractivo el ejercicio en el medio rural a las nuevas generaciones. Y no hablo solo de medidas de carácter económico, sino de dotar a estas farmacias de nuevos servicios, racionalizar de una vez por todas los servicios de guardia desproporcionados y deficitarios, arreglar problemas como la imposibilidad de vacaciones o bajas, mejorar las comunicaciones… No es de recibo la situación de semiesclavitud a la que se ha condenado a estos compañeros que, por otro lado, son los que garantizan la cohesión y la igualdad en el acceso al medicamento.
P.- En numerosas ocasiones ha mostrado la preocupación de la Sefar por el relevo generacional. ¿Cómo podría garantizarse este relevo en un sector?
R.- Por los estudios que manejamos, la media de edad entre los titulares de este tipo de farmacias supera los 50 años y, cuando en unos años, lleguen a la edad de jubilación nadie va a ir a suplirlos. Y no es una predicción, ya lo estamos viendo a día de hoy cuando, ante la jubilación o traslado de uno de estos compañeros, nadie quiere hacerse cargo de su titularidad y, en el mejor de los casos, pasa a ser un botiquín con la merma que supone esto para la atención a sus pacientes. Como he dicho antes, para garantizar su futuro es necesario tomar medidas que atraigan a los nuevos licenciados: racionalizar o retribuir los servicios de guardia, mejorar unas telecomunicaciones propias del siglo pasado, remunerar infinidad de servicios profesionales farmacéuticos que ya están implantados en el medio rural, ayudar a estos compañeros ante una situación de baja o enfermedad… En definitiva, no seguir permitiendo la actual situación de desamparo que sufren a todos los niveles y que me parece inaceptable. No se puede hablar permanentemente de la esencialidad de la farmacia rural para nuestro modelo farmacéutico y nuestro sistema sanitario y adoptar la táctica del avestruz a la hora de abordar su situación.
P.- Y en cuanto a las ayudas económicas, ¿qué apoyo en este sentido precisan las cerca de 4.500 farmacias rurales que hay en España?
R.- Desde Sefar no somos partidarios de ayudas o subvenciones y, menos aún, en un sector como el nuestro. De lo que hablamos es de la enorme incoherencia que se plantea cuando adoptamos un modelo de planificación cuya base y justificación es facilitar el establecimiento de farmacias en las zonas más despobladas y vulnerables y, por otro lado, las dotamos de un sistema retributivo en el que únicamente prima el número de pacientes atendidos y, por tanto, su localización perjudicando gravemente a las farmacias rurales. Sin embargo, otros servicios de gran valor como las guardias, el seguimiento de adherencia, la atención farmacéutica domiciliaria, la supervisión de botiquines, la conciliación de medicación, etcétera, con un peso específico muy grande en el medio rural no reciben ningún tipo de remuneración. Puedo entender que a una mayoría de farmacias les pueda interesar este tipo de retribución pero, llevar a aquellas farmacias que justifican un modelo de planificación tan peculiar como el nuestro a una situación insostenible como la actual, sin permitir una legislación diferenciada para ellas y sin tomar ninguna medida compensatoria, se me antoja bastante peligroso.
P.- Háblenos sobre la figura del farmacéutico en lo que respecta a la atención a los mayores en el rural. ¿Qué apoyo brinda este profesional a los senior, que mayoritariamente son los que viven en estas poblaciones?
R.- Efectivamente, en el medio rural, tratamos, en la mayoría de los casos, con pacientes mayores, pluripatológicos y que, en muchas ocasiones, viven en soledad. Cuando hablamos de farmacia rural, estamos hablando de un auténtico centro sociosanitario donde un profesional altamente cualificado está presente mañana, tarde y noche durante todo el año. Además, la relación que se establece entre pacientes y farmacéuticos es muy estrecha en nuestro medio y, si hablamos de pacientes que viven alejados de sus familias, pacientes que han visto desaparecer todo tipo de servicios en sus pueblos, cuando la asistencia médica es cada vez menos frecuente, etcétera, te puedo asegurar que al final estos pacientes recurren a su farmacéutico para cualquier tipo de problema, no solo de carácter sanitario, sino también de tipo personal, social, económico…Sigo creyendo que una de las labores más importantes y satisfactorias de la farmacia rural es la de acompañamiento de estos pacientes en su vida diaria.
P.- Entonces, de desaparecer, ¿podría concluirse que los mayores no podrían acceder a muchos servicios o estarían desatendidos? Incluso, como han expresado desde la Sociedad en alguna ocasión, ¿ese pueblo quedaría huérfano?
R.- Sí. La frase que dice que cuando se apaga la luz de la farmacia se apaga todo un pueblo está muy manida, pero no deja de ser una realidad. Hay muchos vecinos mayores a los que sus hijos les permiten vivir de forma continua en sus pueblos y no en la ciudad con ellos porque saben que el farmacéutico estará pendiente de ellos cuando se queden solos. Además de perder el acceso al medicamento y a una atención farmacéutica permanente (nuestra principal función), estos pacientes se quedarían sin su referente a la hora de abordar problemas como la soledad, la dependencia, la violencia de género… Te diría que, incluso, más allá de todos estos aspectos tan importantes, cuestiones más cotidianas como trámites ante las Administraciones, soluciones a la llamada brecha digital, problemas de comunicación, etcétera que pueden parecer irrelevantes pero que son cruciales para este tipo de pacientes se están resolviendo hoy gracias a estos compañeros.
P.- ¿Dista mucho estar al frente de una botica en una población a hacerlo en una ciudad?
R.- Muchísimo. No solo desde el aspecto más “comercial” o de funcionamiento, sino desde todos los puntos de vista. En nuestro medio, la relación de cercanía que se establece con el paciente es muy marcada. La mayoría de estos pacientes pasan a convertirse en amigos y, en muchas ocasiones, casi en familia. Este hecho diferencial hace que no solo te impliques más en su salud sino que te facilita mucho tu labor como farmacéutico ya que no solo tienes conocimiento de sus tratamientos farmacológicos sino también de su situación personal y familiar, su entorno, su modo de vida, etc. que son aspectos claves para una correcta atención farmacéutica. Además, el farmacéutico rural no deja de ser un vecino más de estos pueblos con lo que sufre la misma problemática de la llamada España Vaciada: ausencia casi total de servicios, escasas comunicaciones, atención sanitaria cada vez menos frecuente, falta de medios de transporte, malas telecomunicaciones… lo que, unido a que carecen de medios para contratar personal que les ayude, limita y hace mucho más difícil su labor.
P.- ¿Cómo se han ido adaptando las farmacias del rural a los nuevos tiempos marcados por el impacto de la tecnología?
R.- Yo estoy convencido de que, en el medio rural, la atención sanitaria en el futuro será, en parte, digital o no será. Claro que me gustaría que nos construyesen hospitales en nuestros pueblos o que existiesen más especialidades médicas aparte de Atención Primaria pero, siendo realistas, eso no va a suceder. Lo que sí podemos hacer es “acercar” muchos de estos servicios a nuestras poblaciones aprovechando las posibilidades que nos da hoy en día la tecnología. Desde Sefar hemos ido lanzando proyectos basados en la tecnología como Telémaco (que permite que nuestros pacientes reciban atención farmacéutica hospitalaria a través de las farmacias rurales evitando largos desplazamientos) o Comunifar (que nos permite establecer canales de información y comunicación segura con los pacientes). También tenemos previstos otros proyectos digitales en un futuro próximo que, estamos seguros, beneficiarán mucho a la atención sanitaria en el medio rural. Lo que sí debemos tener claro es que la tecnología viene a complementar y mejorar lo que ya existe y no a sustituir la atención presencial como algunos sectores pueden pensar. Lo que querría reclamar a la Administración es que, de una vez, garantice unas adecuadas telecomunicaciones en el medio rural para que todo esto sea posible.