Apenas un par de meses como proyecto piloto, esta innovadora y pionera iniciativa pretende detectar en Bilbao a aquellas personas en riesgo de dependencia o fragilidad social, para diseñarles un programa de actividades y servicios comunitarios
La soledad no deseada puede mermar las capacidades de las personas, acelerando un posible deterioro físico o cognitivo. En Bilbao residen más de 83.000 mayores de 65 años, colectivo especialmente vulnerable al aislamiento. Para acompañarlas y ayudarles a mantener sus redes personales activas, el ayuntamiento acaba de poner en marcha un proyecto innovador: Aukeragune, centro pionero a nivel estatal, y que pretende prevenir la fragilidad social y preservar la autonomía.
Aukeragune es el primer centro de atención diurna y promoción de la participación comunitaria para personas mayores de la ciudad y lleva en funcionamiento apenas dos meses. No obstante, apunta el concejal adjunto de Acción Social, Iñigo Zubizarreta, “se trata de un proyecto en el que llevamos trabajando mucho tiempo”, y cuyo objetivo son “las personas mayores de 65 años que se encuentran en riesgo de dependencia, que puede ser funcional o relacional, y que están aislados socialmente”.
La iniciativa nace del interés de ayuntamiento por un tema que cada vez suena con más fuerza entre el colectivo senior: la soledad no deseada. “Nuestra idea es realizar un poco de intervención comunitaria y detectar a todas estas personas que se encuentran en fragilidad social”, resume Zubizarreta.
Una problemática que se agudizó, además, con la irrupción de la pandemia, aislando más si cabe a personas que empezaban a desconectarse de su red familiar y vecinal. “Debido a la Covid-19, este tema de la soledad no deseada se ha ido trabajando en profundidad”, reconoce el concejal. “En pandemia fue cuando tomamos un mayor impulso porque, durante esa época, realizábamos llamadas de teléfono constantes a las personas mayores que se encontraban en casa. Las necesidades básicas las tenían cubiertas, pero de forma subyacente, íbamos detectando soledad debido a que los nietos e hijos se alejaban”, añade Zubizarreta.
Pero, ¿en qué consiste exactamente el proyecto Aukeragune? No se trata de un centro de día al uso, en el que las personas acuden a realizar algunas actividades diarias. En cambio, es un lugar de encuentro que trata de prestar atención directa al colectivo senior creándole una red de actividades y servicios comunitarios en función de sus gustos e intereses personales. Pese a que el centro también organiza actividades propias, sobre todo se vale de multitud de servicios y ofertas que ya existen para que las personas mayores conecten con su entorno, con la vida de los barrios, promoviendo el contacto con otros colectivos y recursos, y en colaboración con otras entidades sociales.
Por tanto, “el objetivo fundamental del espacio es crear una red personalizada utilizando lo comunitario”, subraya Zubizarreta, “un centro de opción y de elección donde las personas mayores pueden empezar a crear sus propias redes”.
De momento, se prevé atender a 80 mayores durante los dos años que dure este proyecto piloto, pero tiene el potencial de atender a más de 2.000 senior de los barrios cercanos a Otxarkoaga (donde se ubica el centro), como son Txurdinaga, Santutxu, Begoña, Bolueta, Uribarri y Zurbaran.
Así, primero se detecta, identifica y se realiza un seguimiento de las personas en fragilidad social; luego los profesionales del centro entrevistan a la persona para conocer mejor su situación; y, finalmente, se produce la intervención comunitaria.
El concejal asegura que, en la actualidad, se encuentran “con personas que llegan a la jubilación y que a lo largo de su vida solo se han dedicado a trabajar y a cuidar de sus hijos, y que ahora no saben qué hacer con su tiempo”. Para poder identificarlas, añade Zubizarreta, “hemos creado una herramienta que mide la fragilidad de las personas. Es decir, hacemos un estudio previo donde medimos la fragilidad para saber en qué punto se encuentran”.
Para la detección de estas personas, el ayuntamiento cuenta también con otro programa anterior y que sigue funcionando. “Históricamente, nosotros ya veníamos trabajando en este tema con un proyecto que se llama ‘Mirada Activa’, pero ahora queríamos que este espacio fuese un paso más”, remarca el concejal.
Un trabajador social y las ‘Conectoras Comunitarias’, figura novedosa y pionera del programa ‘Mirada Activa’, hacen el trabajo de campo para acercar a potenciales personas usuarias al centro que, junto con las derivadas por los servicios sociales de base, se analizarán para ver su idoneidad para participar en el proyecto. Es decir, la ciudad no cuenta solo con un recurso para cumplir el objetivo, sino que realiza un trabajo muy estrecho con el tejido asociativo y con las unidades de base que hay en los barrios y que están alrededor de Aukeragune. “Tenemos mucha permeabilidad, somos vasos comunicantes”, insiste Zubizarreta.
Una vez hecha la valoración, cada persona cuenta con un Programa de Atención Individual (PAI), que no es otra cosa que el documento en el que se recoge toda la información y propuestas de intervención desde un punto médico, funcional, social y cognitivo.
¿EN QUÉ ÁREAS ACTÚA?
Aukeragune funciona en diferentes áreas: digital, funcional, cultural, cognitiva, relacional y emocional. Cada una de ellas asociada a diversas actividades o trámites que ayudan a la persona mayor en su día a día.
Así, en cuanto a la digitalización, Aukeragune acompaña al colectivo en las gestiones online que tenga que hacer. “El objetivo es que aprendan a realizar gestiones básicas de la vida cotidiana, capacitándoles y asesorándoles. Haciendo, por ejemplo, talleres presenciales y online de manera que puedan resolver las dudas en relación a consumos, compra, trámites, etcétera”, explica Zubizarreta.
Por otro lado, el área funcional pretende recuperar la funcionalidad que los mayores van perdiendo con el tiempo. Para ello, se generan hábitos saludables que previenen el deterioro asociado al envejecimiento. Por ejemplo, apunta el concejal, “hemos empezado con tres actividades, una de ellas en Mugi Adin, un espacio presencial con talleres para mantener la capacidad funcional y emocional. Además, Mugi Adin cuenta con un jardín para realizar los llamados ‘baños de bosque’, para que puedan reconectar con la naturaleza”.
En el apartado cultural sucede lo mismo: se trata de ocupar su tiempo libre y de ocio de una forma enriquecedora y con los bienes y toda oferta cultural que posee Bilbao.
En lo relacionado a la cognición, el propio centro cuenta con talleres de memoria o mementia, que consisten en estimulación mediante tecnología para mejorar los rendimientos de la memoria y promover la transmisión de conocimientos y hábitos adquiridos en la vida diaria.
Finalmente, en el área relacional y emocional, por un lado, se llevan a cabo unos espacios de café para crear redes relacionales y, por otro, cuentan con la plataforma ‘Conéctate’, una red virtual que previene la soledad. Además, se fomenta el autocuidado y ,sobre todo, el desarrollo de las habilidades emocionales con actividades como el mindfulness o los talleres de risoterapia.