Un estudio analiza el impacto del calor estival en los ingresos hospitalarios en España
Con el calor, el mayor riesgo de hospitalización se da entre menores de un año y personas a partir de 85 años
Un equipo del Instituto de Salud Global de Barcelona, centro impulsado por Fundación La Caixa y el Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica (Inserm) de Francia, ha realizado un análisis de los ingresos hospitalarios relacionados con las altas temperaturas estivales en España durante más de una década.
El estudio –Exposición al calor y ingresos hospitalarios por causas específicas en España: un estudio transversal a nivel nacional–, publicado en Environmental Health Perspectives, concluye que las altas temperaturas tienen “un impacto generalizado en las hospitalizaciones por causas específicas”. Aunque el calor aumentó el riesgo de hospitalización en todos los grupos de edad, como era de esperar, menores de un año y mayores de 85 años fueron los grupos más vulnerables.
Asimismo, señala que las causas de ingreso en las que el calor tiene un impacto más notable son: trastornos metabólicos y relacionados con la obesidad; insuficiencia renal; infección urinaria; sepsis; urolitiasis; e intoxicación por fármacos y otras sustancias no medicinales.
La investigación incluyó datos de más de 11,2 millones de ingresos hospitalarios entre 2006 y 2019. Esos datos se restringieron a los ingresos a través de los servicios de urgencias de 48 provincias de la España peninsular y las Illes Balears y fueron proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística de España. El equipo también calculó los valores de las temperaturas medias diarias, la humedad relativa media diaria y las concentraciones de varios contaminantes atmosféricos. Con la ayuda de distintos modelos, estimaron las relaciones entre la temperatura y las distintas causas de hospitalización de junio a septiembre y por provincias.
ALERTA TEMPRANA CALOR-SALUD
“Los mecanismos subyacentes por los que el calor desencadena resultados adversos para la salud siguen sin estar claros, pero parecen estar relacionados con la forma en que nuestro cuerpo regula su propia temperatura”, afirma Hicham Achebak, investigador del Inserm y de ISGlobal. “En condiciones de estrés térmico, el organismo activa la vasodilatación cutánea y la producción de sudor para perder calor. Las reacciones subsiguientes pueden afectar a las personas de forma diferente en función de una serie de factores, como la edad, el sexo o las condiciones de salud preexistentes. Sabemos, por ejemplo, que las mujeres tienen un umbral de temperatura más alto a partir del cual se activan los mecanismos de sudoración y son más susceptibles a los efectos del calor”, añade. Por tanto, “creemos que los actuales sistemas de alerta temprana de calor-salud deberían activarse no solo durante las olas de calor, sino también durante temperaturas extremas no persistentes”, afirma Joan Ballester Claramunt, investigador de ISGlobal y último autor del estudio.