Seguramente fundar ‘Adopta Un Abuelo’ no haya sido una coincidencia. Desde muy pequeño, por circunstancias de la vida, he tenido la gran suerte de vivir con mis abuelos, Pilar y Clemente. Aquella oportunidad me hizo aprender y comprender el gran valor que reside en la figura de los abuelos.
Sin duda, lo más destacable de mis abuelos fueron los valores que marcaron sus vidas y  que siempre me transmitieron con el ejemplo. Humildad, sencillez y generosidad son solo algunos de esos valores con los que muchos os sentiréis identificados al leer la palabra abuelo, porque pensaréis en los vuestros.
La experiencia de poder crecer con ellos ha sido el detonante para que, cada vez que vea a un mayor, sienta un respeto y una admiración tan grande como el que siento por mis propios abuelos. Es por ello que, cuando conocí a Bernardo, una persona noble, humilde y sencilla, lo quise adoptar como abuelo. Él me inspiró a fundar ‘Adopta Un Abuelo’ con el fin de que muchos más jóvenes pudieran disfrutar de la compañía y sabiduría de nuestros mayores.
‘Adopta Un Abuelo’ es un programa de voluntariado de compañía para la tercera edad cuyo principal objetivo es que los mayores se sientan escuchados, acompañados y queridos. La iniciativa nació en octubre de 2014 en Ciudad Real con un voluntario. Tras un año y medio de duro trabajo, podemos afirmar que hoy ya son 114 jóvenes de entre 16 y 30 años los que acompañan a mayores semanalmente y disfrutan de su sabiduría. Desde entonces hemos tenido 2.394 horas de sonrisas e ilusión.
Madrid, Granada, Santander y Ciudad real han sido solo el comienzo de lo que pretendemos sea un movimiento social a nivel nacional. Actualmente tenemos 900 solicitudes procedentes de nueve países para ser voluntario de ‘Adopta Un Abuelo’ y esperamos poder comenzar la actividad en septiembre en al menos 15 ciudades más, teniendo previsto comenzar la internacionalización del programa en 2017.
El objetivo de crear ‘Adopta Un Abuelo’ no es solo el de paliar las horas de soledad de nuestros mayores, sino también el de resaltar la figura de todos los abuelos y abuelas del mundo, posicionándoles donde les corresponde: en el nivel social más alto.
La necesidad de apoyar las relaciones intergeneracionales es clave para el desarrollo de una sociedad sana que respeta sus raíces y por el impacto positivo que genera en jóvenes y mayores, donde ambas partes aprenden y disfrutan de su compañía, creando una relación natural de simbiosis centrada en la transmisión de valores, eje fundamental para construir una sociedad con cimientos sólidos.