Martes, 23 de Abril de 2024 | Teléfono: 986 438 020
Atrás

Rebeca Cáceres Alfonso / PSICÓLOGA DE FAMILIA DE CRE ALZHEIMER

“Se tiende a actuar cómo se actuaría en la vida cotidiana, y ese no puede ser el criterio profesional”

Horacio R. Maseda 16-12-2014

COMPARTIR
Pregunta-Durante las jornadas, usted participó en una mesa redonda que abordó los ámbitos de detección y prevención en el maltrato hacia la mujer. En primer lugar, ¿cómo podemos detectar estos abusos en un entorno familiar o residencial?
Respuesta-Existe un conjunto de factores de riesgo en las familias y en el ámbito residencial en los que poner el foco. En las familias habría que tener en cuenta cuatro factores fundamentales: las personas mayores, en quienes con más frecuencia podemos encontrar deterioro cognitivo y trastornos de conducta. La fragilidad, la pobreza y los abusos en el pasado también podrían predisponer al mayor a una situación del maltrato; las variables importantes del cuidador serían la sobrecarga y los problemas psicológicos; en el contexto social es clave tener en cuenta el bajo apoyo social y la convivencia en común; por último, diría que es un aspecto de gran importancia las relaciones familiares y la relación entre el cuidador y la persona cuidada, siendo las malas relaciones familiares y los conflictos entre el cuidador y la persona cuidada una situación que predisponen al maltrato.
En las residencias se consideran indicadores de riesgo para el abuso del mayor los trastornos de conducta, las relaciones conflictivas entre el personal de la residencia y la familia; el desgaste emocional del personal ante la exposición continuada a la enfermedad y la muerte; y la doble presencia y la falta de flexibilidad en las tareas tradicionales de los trabajadores ante las nuevas demandas.

P.-¿Con qué mecanismos cuentan y qué pautas de actuación pueden activar los centros (públicos o privados) para detectar este tipo de maltratos?
R.-Lo primero que recomendaría a todas las instituciones públicas y privadas es la inversión en la formación de su personal. En muchas ocasiones se tiende a actuar de la manera en que cada uno actuaría en su propia vida y ese no puede ser el criterio de actuación de los profesionales. Hay que formar a los profesionales y  conformar equipos  interdisciplinares. Siguiendo esta misma línea se debería aumentar el personal que trabaja en los centros de carácter sociosanitario.

P.-¿Qué aspectos sociológicos hay que tener en cuenta para, más tarde, prevenir el maltrato en la mujer mayor?
R.-Habría que tener en cuenta el marco sociocultural. De un modo  general, podríamos empezar por ser conscientes de aquellos mensajes que recibimos a través de las películas, eslóganes, música, etcétera, así como de  las  pautas de interacción que se van transmitiendo de una generación a otra, ya que todo esto va conformando nuestra realidad y tiende a favorecer la desigualdad entre hombres y mujeres. Prestar atención a estas manifestaciones, tan instaladas y al mismo tiempo tan desapercibidas en nuestro ambiente,nos ayudaría a concienciarnos de que el maltrato y la violencia no solo son la violencia física y los asesinatos por violencia de género. Esta última es de mayor alcance y puede ser mucho más sutil de lo que creemos. Cambiando lo que subyace en la cultura de una población contribuiríamos a prevenir la violencia más extrema a la vez que  contribuiríamos a una realidad más sana e  igualitaria. Pero soy consciente que este paso requiere mucho esfuerzo a nivel individual porque supone cuestionarse los modelos y las pautas de crianza a las que estamos acostumbrados y con las cuales paradójicamente nos encontramos cómodos.

P.-¿Existen rasgos psicológicos que ayudan a detectar una posible situación de maltrato o abuso?
R.-Contestar a esta cuestión es arriesgado porque lo primero en lo que deberíamos ponernos de acuerdo es en qué es maltrato y en qué es abuso.  Desde mi experiencia podría decir que los mayores que viven en casa y acuden a un centro podría estar en una posible situación de negligencia cuando hay señales de falta de higiene durante mucho tiempo, se encuentran aislados, presentan quejas de la familia, tiene señales físicas de maltrato, se les administra fármacos antipsicóticos o benzodiacepinas más allá de las prescritas por el médico, presentan  escaras, etcétera. Sin embargo, no puede decirse que  estos factores  aisladamente ni en conjunto sean señales inequívocas de maltrato. Por ello, de nuevo, tenemos que tener un personal formado que sepa detectar estas posibles señales de abuso y que sepa explorar estos aspectos para concluir si es o no maltrato. 
En el caso de las instituciones, todo uso indebido de sujeciones físicas y químicas va contra la dignidad y libertad de cualquier ser humano. Sería recomendable que las direcciones de los centros tuviesen esto claro y que el valor predominante de la institución privada fuese la calidad del cuidado y no el negocio. Es cuestión de filosofía y para poder trabajar con una filosofía centrada en el cuidado, sería necesario aumentar el número de personal, formarles, fomentar el trabajo en equipo y trabajar con los profesionales cuestiones como el manejo del estrés, la muerte, la enfermedad, etcétera.

P.-En el caso de mujeres con demencia que sufren maltrato, ¿existe algún protocolo específico para detectar la situación?
R.-No hay un protocolo específico, dependerá de los centros y de los protocolos creados por algunas comunidades. Sí puedo decir que en el Centro de Referencia Estatal de Alzheimer y otras demencias del Imserso en Salamanca tenemos algunos específicos para la detección del maltrato, abuso y cualquier tipo de violencia a la persona con demencia.



Tlfno: 986 438 020 | contacto | aviso legal