Esta acción formativa, organizada por Fundación Pilares, ofreció a más de un centenar de asistentes las claves de este modelo de atención a la dependencia. Castilla y León y País Vasco presentaron sus proyectos asistenciales basados en esta filosofía
La sede de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIM) del Palacio de La Magdalena de Santander acogió un un curso de cuatro días, que se acaba de clausurar y que giró en torno a la temática envejecimiento y dependencia patrocinado y dirigido por la
Fundación Pilares para la Autonomía Personal. Para tratar el tema, se presentaron las bases teóricas y prácticas, así como diferentes experiencias de aplicación de un nuevo modelo de atención a las personas mayores que necesitan cuidados permanentes: el Modelo de Atención Integral y Centrada en la Persona (AICP). Al evento asistieron más de 120 personas que aportaron su visión a este tema.
Este modelo se basa en el respeto a la dignidad y a la autonomía de las personas que necesitan apoyos y propugna que pueda recibirse la atención y cuidados que requieren, ya sea en su casa o en una residencia, pero sin menoscabo de sus derechos de intimidad, privacidad, imagen, y atendiendo y respetando sus preferencias y estilo de vida. Todo lo anterior requiere reconceptualizar y mejorar los servicios tradicionales de atención en domicilios y residencias.
La Fundación Pilares se ha convertido en una de las defensoras de este modelo AICP, apostando por este sistema como un método eficaz y eficiente, ya que se trata de un motor de empleo al generar numerosos puestos de trabajo.
En España, el 87,3% de los mayores prefiere continuar viviendo en su casa, aunque sea en solitario. Su principal temor es la pérdida de la salud y depender de otros para su cuidado, pero pocas se inclinan por la opción de ir a una residencia (el 18%) en caso de necesitar cuidados permanentes porque creen que pierden el control de su vida. Según las pautas que propone el AICP, ya que el denominado apoyo informal está en declive y casi en riesgo de desaparición, resulta necesario que la sociedad adapte su oferta de servicios para que las personas puedan recibir los cuidados sociosanitarios que precisan en su propio hogar (con herramientas, como teleasistencia y domótica) o bien en una residencia que reúna las condiciones necesarias para ofrecer atención profesional de calidad.
ConclusionesA lo largo del encuentro se insistió la importancia y necesidad de generar políticas públicas que apuesten por la innovación, relacionada con los grandes cambios que están transformando la sociedad, "dejando a un lado partidismos y competencias estancas". La integralidad que propugna el modelo AICP requiere que, desde esas políticas se desarrollen planes, programas, proyectos e intervenciones que pivoten sobre todos los elementos y sectores: sanidad, vivienda, empleo, ocio, etcétera, pues, como comentaron, "somos personas complejas y completas y como tal no podemos desvincularnos de ningún ámbito de la sociedad que conformamos".
Desde la Fundación Pilares recalcaron que "esto sólo puede conseguirse a través de una coordinación, de igual de igual, es decir, otorgando la misma importancia a los distintos ámbitos y agentes implicados, abriendo nuevas agendas políticas y creando espacios intermedios entre los mismos. uando hablamos de atender a personas en situación de vulnerabilidad o dependencia, es esencial superar las barreras que impiden que, en especial, la coordinación sociosanitaria encuentre vías de organización y funcionamiento estable".
En cuanto a la personalización, el otro ingrediente consustancial al modelo, exige que se respete la dignidad inherente a la condición humana y, por tanto, que se apoye el ejercicio de derechos y la autonomía moral de la persona para que pueda seguir desarrollando sus planes de vida. "La personalización de la atención requiere equilibrar la relación entre profesionales y personas que requiere atención por su situación de vulnerabilidad para que sus preferencias y deseos se tengan en cuenta en un plan que ya no es solo de atención sino que debe incluir el proyecto de vida y que ha de elaborarse con la participación de la persona", apuntaron en el encuentro.
Se analizaron experiencias innovadoras que tratan de avanzar en el modelo de atención en el domicilio y entorno próximo, que es donde quieren permanecer las personas, aplicando la integralidad de la acción mediante técnicas como la gestión de casos y una auténtica coordinación sociosanitaria. También se presentaron avances en la atención residencial, en las que, además de cambios ambientales, se están introduciendo técnicas e instrumentos de atención personalizada.
A lo largo de las jornadas, se expusieron diversas experiencias por las que hemos visto implementar todo el conocimiento con el que contamos y desde diferentes perspectivas, unas desde el ámbito privado, otras desde el ámbito público, tanto en residencias y centros de día como en atención a domicilio y otros servicios. Y todos ellos convergen hacia la mejora del modelo y la superación del viejo asistencialismo paternalista. "De este modo, ambiente, profesionales y familia conforman un triángulo sobre el que apoyarnos para desarrollar cambios, bien sean físicos, formativos, actitudinales, comportamentales y afectivos, con el fin de conseguir una atención que nunca se olvide de que las personas, al perder alguna, o muchas, de sus capacidades no dejan de ser responsables de sus proyectos y planes de vida". Y para impedir que se les prive de esa ciudadanía activa, se repitió la necesidad de "hacer los mayores esfuerzos por enfocarnos más en sus posibilidades que en sus déficits". Y los resultados con los que ya contamos muestran efectos positivos objetivos y subjetivos en profesionales, familias y personas atendidas.
"Hemos comprobado cómo en diferentes territorios de nuestro país, apoyándose en una potente y consolidada base teórica, se están emprendiendo pequeños -grandes cambios, superando resistencias a los mismos, y llevando a cabo intervenciones integrales y centradas en las personas. Sus resultados han comenzado a demostrar que incluso con pequeños cambios, viables estructural y económicamente, se eleva la calidad de vida y el bienestar percibido por las personas que requieren de nuestro apoyo para proseguir sus proyectos de vida. Se nos ha animado también a atrevernos a asumir riesgos… pues éstos son inherentes a la innovación y a la mejora.