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Concepción Bru / Presidenta de la Asociación Estatal de Programas Universitarios para Personas Mayores (AEPUM)

'En toda España, se cifran en casi 60.000 las personas que siguen esta oferta formativa'

Bru señala que el alumnado está 'cada vez más preparado y un alto porcentaje ya posee estudios previos de grado medio o superiores'

I. Domato EM 09-06-2016

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Pregunta.- ¿Qué beneficios aporta a los senior el participar en un programa de carácter universitario?
Respuesta.- Participar en un Programa Universitario para Mayores (Pumps) contribuye al proceso de adaptación de las personas mayores a los cambios tecnológicos y socioeconómicos que caracterizan nuestra época.
Además de lo que supone la adquisición de conocimientos y la constante actualización de los mismos, es indiscutible la importancia de los programas universitarios para mayores en la lucha contra la exclusión social de la población mayor y, en consecuencia, la integración de la misma por medio de la cultura y la formación superior. A ello se suma la importancia de la convivencia intergeneracional que se crea en el entorno de los programas y el enriquecimiento y satisfacción personal que ello supone. 
Muchas personas mayores se redescubren a sí mismas, con nuevas facetas y potencialidades que desconocían tener, ya que los programas universitarios fomentan por vía del conocimiento y estudio en desarrollo de destrezas y habilidades, dormidas o aprendidas en esta nueva etapa. El impacto social y, sobre todo, en la salud y calidad de vida de estos nuevos mayores, repercute, además, en todo su entorno social.   
Aunque en sus comienzos, hace ya más de 20 años, surgieron para ofrecer una oportunidad de educación superior a aquellas personas mayores que no la habían podido tener y querían incorporarse a la universidad, actualmente a esa función se han sumado muchas otras, y más allá de un beneficio estrictamente educativo y formativo están generando beneficios, ya no solo a las personas que participan en ellos, sino también a la sociedad en general, por los impactos que están teniendo en la contribución al envejecimiento activo y saludable de la población envejecida del siglo XXI, con lo que ello puede suponer de ahorro en el sistema sanitario y de éxito en el autonomía de los mayores.     
Muchas de estas personas han reorientado su vida, después de incorporarse a un Pumps y se han involucrado activamente en proyectos comunitarios, lo que ha permitido el fortalecimiento de acciones sociocomunitarias, aumentando significativamente la participación colectiva y la integración social y también el voluntariado. 

P.- ¿Qué demanda presenta esta oferta formativa?
R.- La demanda cada vez es mayor y también más diversificada. Actualmente, solo en el ámbito de la Asociación Estatal de Programas Universitarios para Mayores, integrada por 43 universidades españolas que ofrecen enseñanzas específicas para mayores de 50 años, hay matriculados en el curso 2015-2016 más de 45.000 alumnos, esta cifra cada año crece más. 
En toda España, se cifran en casi 60.000 las personas que siguen esta oferta formativa, aunque con diversas variantes. La tendencia es que siga aumentando, puesto que el incremento de la población mayor de 50 años, seguirá creciendo en las próximas décadas. Solo tenemos que echar la vista atrás y ver que, en diez años, la incorporación de alumnos en las universidades españolas ha crecido más de un 50% y ello solo en el ámbito de AEPUM. 

P.- ¿Qué perfiles tienen los solicitantes de esta oferta académica?
R.- En sus comienzos, los programas universitarios para mayores dieron respuesta a una demanda social de personas mayores que no habían podido ir a la universidad y que, por primera vez, accedían a la misma buscando conocimiento; pero también cubría necesidades formativas de nivel superior, así como las culturales y de desarrollo personal. De este modo, la universidad en los inicios de la década de 1980 se abría a la sociedad y democratizaba el conocimiento y cumplía, al mismo tiempo, con una razón de justicia social y educativa hacia personas, en un gran porcentaje mujeres mayores de 65 años, que por motivos políticos y socioeconómicos y culturales no pudieron acceder a la estudios superiores en la España de la primera mitad del siglo XX. 
Actualmente, el perfil de las personas que acceden a estos programas ha cambiado bastante. Es mucho más heterogéneo y el porcentaje de hombres y mujeres que asisten a ellos se está igualando, aunque en un 60% siguen siendo mujeres las que acuden a estos programas. 
El alumnado cada vez está más preparado y un alto porcentaje del mismo que se incorpora en estos últimos años ya posee estudios previos de grado medio o superior. También las edades del alumnado se están diversificando y, aunque sigue siendo mayoritario el alumnado que está en la franja de edad de 65 a 75 años, se advierte un incremento destacable del alumnado de 50 a 60 años que se va incorporando, así como la permanencia del colectivo de alumnos de 80 años y más que cada vez es más numeroso.

P.- ¿Qué papel están jugando las nuevas tecnologías en su formación?
R.- Desde los comienzos de los Pumps, hace ya más de dos décadas, se ha producido un cambio sustancial en el uso de las TIC por parte del alumnado que participa de estas enseñanzas específicas en las universidades españolas. 
Inicialmente, la oferta de disciplinas relacionadas con las nuevas tecnologías era simbólica, ya que los programas tenían un perfil más humanístico y en muchas universidades eran solo disciplinas optativas y con pocas horas a la semana. Esto ha cambiado radicalmente en los últimos diez años. Hoy los alumnos de los PUPMs tienen asignaturas instrumentales, tanto optativas como obligatorias, que implican el uso y formación en las TIC. 
Además, en las universidades, los alumnos utilizan desde el mismo momento que se matriculan el campus virtual, es decir, una herramienta o plataforma de formación virtual que permite a los mismos seguir parte de la formación por estos medios. 
Se puede decir que mucha de la formación que se realiza es combinada –presencial y semipresencial–, y el alumnado posee ya ciertas habilidades y competencias en las nuevas tecnologías, que le permiten disfrutar de esta oferta de servicios que amplía su conocimiento.    
Un hecho destacado es la alta participación en medios digitales y redes sociales del alumnado de los Pumps, así como el descenso de la demanda de asignaturas básicas (Introducción a la Informática, Introducción a Internet...), que han desaparecido de los programas y han sido sustituidas por asignaturas TIC mucho más específicas y de niveles de conocimiento superiores.

P.- ¿Qué aspectos cabe mejorar en materia de formación universitaria a personas mayores?
R.- A tenor de los datos apuntados, es evidente que el alumnado de los Pumps ha cambiado notoriamente su perfil, y la formación universitaria para mayores deberá adaptarse a esas nuevas realidades y sus necesidades y demandas formativas. 
Se solicita, por parte del alumnado, mayores niveles de especialización en ciertas áreas de conocimiento y campos del saber; nos piden enseñanzas muy aplicadas a las tendencias y cambios de la sociedad del SXXI y a sus propias necesidades; y la participación en la investigación por una parte del alumnado senior es una reivindicación existente, así como la puesta en marcha de un programa Erasmus para estudiantes de los Pumps.

P.- ¿Qué novedades se presentan para el próximo curso académico?
R.- En el caso de las enseñanzas específicas para mayores, los Pumps tienen, además, una mayor flexibilidad para dichos cambios y adaptaciones. Es bastante común ver cómo cada año más universidades ofrecen segundos ciclos y ciclos de postgrado y especialización, para aquel alumnado que ya ha concluido el primer ciclo. 
Este hecho, así como la puesta en marcha de nuevos itinerarios y los programas integrados (donde los alumnos comparten enseñanzas con los alumnos más jóvenes de los grados oficiales), permiten cada año ofrecer, según universidades, continuas novedades. 
En muchas comunidades autónomas, además, se trabaja coordinadamente desde las universidades y ello permitirá desarrollar estrategias formativas y ofertas conjuntas con carácter singular y novedoso, que podrán disfrutar los alumnos en estos próximos años.  

P.- ¿Cuál es el futuro de la oferta y formación universitaria orientada al colectivo senior?
R.- Desde la Asociación Estatal de Programas Universitarios para Personas Mayores se trabaja en el reconocimiento de las enseñanzas específicas para personas mayores por parte del Ministerio de Educación. Con ello pretendemos, sin restar especificidad, ni flexibilidad (cuestiones esenciales de esta formación), consolidar estas y el alumnado senior en las universidades, para que sean alumnos de pleno derecho. 
Con ello se conseguirán algunas de las demandas reiteradas que se vienen haciendo y entre las que, por ejemplo, destaca la de los programas Erasmus de intercambio y movilidad que actualmente no pueden disfrutar aún. 
En otro orden de cosas, una realidad incuestionable es que, si bien cada vez los senior están más integrados en la sociedad digital, la formación senior deberá seguir manteniendo una alta actividad de clases presenciales. Esto se debe a que la importancia de la participación y las relaciones sociales son en un porcentaje muy elevado, una de las razones por las que el alumnado se matricula cada año más y se mantiene en estos programas. 
De ahí que el esfuerzo desde las universidades deba realizarse también en este sentido, tanto en la atención personalizada desde los servicios de administración y orientación académica, como desde la formación presencial que se ofrece en las aulas.


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