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LUIS ALBERTO BARRIGA / DIRECTOR GENERAL DEL INSTITUTO DE MAYORES Y SERVICIOS SOCIALES

'Los servicios y atenciones del futuro han de estar conectados con los contextos sociales y familiares'

El nuevo director general del Imserso lleva vinculado a los servicios sociales más de 30 años. En esta entrevista destaca que el Instituto tiene la misión de ser punta de lanza en innovación e investigación en diversas materias sobre envejecimiento

Cristina Villanueva Pellitero 07-09-2021

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PREGUNTA.- Lleva vinculado a los servicios sociales más de 30 años ¿Qué balance hace de la evolución que han experimentado en este tiempo en nuestro país?

RESPUESTA.- Visto con perspectiva, hay que aclarar que el sistema de servicios sociales en España es relativamente joven con respecto a otros sistemas de protección social como la sanidad, la educación o las pensiones, y que su implementación en los primeros años de la Democracia ya vino dada por una distribución competencial de protagonismo autonómico con una alta e histórica relevancia del ámbito local.
Las normativas autonómicas de servicios sociales han ido avanzando y adaptándose a las nuevas situaciones y hoy en día caminan hacia sistemas que reconocen derechos subjetivos de ciudadanía al tiempo que desarrollan aspectos tan esenciales como las carteras de servicios. 
En el ámbito estatal ha habido también hitos muy importantes como fue la aprobación y despliegue de la Ley de Autonomía Personal y Atención a la Dependencia, que impactó enormemente en la organización de los servicios sociales; con sus luces y sus sombras. Con todo, son muchos los retos que se afrontan desde los servicios sociales, pero creo que podríamos establecer cuatro ámbitos de mejora.
En primer lugar, el acceso rápido y sencillo de la ciudadanía a unos servicios sociales de calidad que den respuesta a las necesidades reales. Esto supondrá cuestionar y abordar los problemas de la alta burocratización del sistema que ralentiza las respuestas.
En segundo lugar, el desarrollo de innovaciones en el ámbito de la intervención social y en el desarrollo de nuevos servicios y prestaciones, lo que implicará una importante inversión en investigación y un mayor basamento en la evidencia científica.
Además, una mayor vertebración del sistema de servicios sociales que deberá apoyarse, desde el respeto a los ámbitos competenciales, en la gobernanza multinivel central, autonómica y local a base de grandes consensos comunes para todo el territorio del Estado.
Por último, un incremento decidido de la inversión pública en servicios sociales que nos acerque y supere la media en protección social de los países de la Unión Europea.

P.- Muchas veces se relaciona al Imserso con los viajes y el turismo de salud, pero este organismo es mucho más. ¿Cómo define la labor que hace el Instituto en la actualidad?

R.- El Imserso es una Entidad Gestora de la Seguridad Social adscrita al Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, cuya misión efectivamente es múltiple y yo diría que algo desconocida.
Por un lado, se gestionan las denominadas Prestaciones Complementarias del sistema de Seguridad Social –entre las que se encuentran el turismo social o el termalismo-. Por otro lado, el Imserso es el punto clave de “bisagra” en la coordinación de políticas estatales cuya gestión es autonómica. Aquí es donde se concentra la mayor carga presupuestaria del Instituto ya que hablamos de las  pensiones no contributivas, tanto de jubilación como de invalidez, así como de la gestión de políticas de servicios sociales como la Ley de dependencia. Ambas políticas suponen nada menos que el 96% de un presupuesto total que asciende a más de 5.300 millones de euros en 2021.
Finalmente el Imserso tiene la misión de ser punta de lanza en innovación e investigación en diversas materias ligadas a la autonomía personal, la atención a personas mayores, el envejecimiento, la dependencia, la discapacidad, etc. De ahí que también sostenga una red de Centros de Referencia Estatal para la innovación social junto a otros centros de carácter asistencial en todo el territorio del Estado. Ahí se concentra el grueso de la plantilla del Instituto con más de 2.500 personas entre empleados propios y externos.

P.- Este 2021 se presenta como clave para el Instituto, puesto que después de la pandemia puede ser uno de los ejes sobre los que impulsar un cambio en la atención a las personas mayores. ¿Qué retos tiene por delante?

R.- Desde el Ministerio de Derechos Sociales se están abordando como retos inminentes la reforma e impulso del sistema de autonomía personal y dependencia con un importante hito como ha sido la aprobación del Plan de Choque en Dependencia. Una de las reformas que impactarán en las personas mayores es la revisión del acuerdo de acreditación y calidad de centros y servicios. Hay un amplio consenso en la necesidad de revisar la atención residencial que se ha visto acelerada por las evidencias que nos ha dejado la pandemia. Una revisión y cambio de todo el modelo de cuidados a las personas mayores requiere acciones de corto plazo pero también pensar en los desafíos que nos plantean las próximas décadas y articular grandes consensos sociales y políticos sobre qué sistema queremos tener dentro de veinte o treinta años.

P.- Respecto al cambio demográfico, una sociedad que envejece necesita cubrir una serie de necesidades que aumentan. ¿Qué papel tendrá el Imserso en este sentido?

R.- Los desafíos demográficos forman parte de la agenda estratégica europea y también por supuesto de la propia del Estado español. Obviamente estos retos trascienden el ámbito de los servicios sociales pero los colocan como uno de los pilares estratégicos de abordaje de los mismos. En ese sentido, el Imserso es una herramienta al servicio de las reflexiones, decisiones y ejecución de las acciones que se planteen pero sin olvidar que las decisiones sobre el sistema de servicios sociales se ubican en un ámbito de cogobernanza interterritorial con las comunidades autónomas y con la participación de los agentes sociales.
Tengo que decir que el trabajo en las mesas de diálogo abiertas está siendo muy fructífero y que a pesar de la sensación de conflicto o desunión que a veces se transmite desde algunos ámbitos políticos, la realidad es que el trabajo colaborativo entre administraciones está funcionando extraordinariamente y se están alcanzando acuerdos muy relevantes. En poco más de año y medio el Consejo Territorial de Servicios Sociales ha alcanzado una veintena de acuerdos importantes. Más que en los ocho años anteriores. El abordaje de los desafíos demográficos que ya se está haciendo desde la Oficina de Prospectiva de la Presidencia del Gobierno ha de ser trasladado no solo a las instituciones, sino que se concibe como un gran debate social que ha de cristalizar en pactos de Estado muy relevantes.

P.- El Instituto está formado por diversos departamentos que cubren todas la áreas de atención social a personas mayores y dependientes. ¿Cuáles son los que tienen una actividad más importante hoy en día?

R.- Todos. Sin excepción. Tengo que decir que en este periodo estamos poniendo al límite todas las capacidades del Instituto pero que la dedicación del personal y su compromiso con el servicio público es admirable. El Imserso ha pasado por épocas difíciles y ha tenido muy poca estabilidad en los órganos de dirección en los últimos años con lo que eso conlleva. No obstante la motivación y el alineamiento con el proyecto son enormes.  

P.- Recientemente, se anunció la apertura de los viajes para personas mayores. ¿Qué características tendrán y con qué objetivo se ponen de nuevo en marcha?

R.- Es fundamental recuperar la normalidad, pero considerando siempre la prudencia y la responsabilidad que deben guiar nuestras actuaciones. Es necesario reactivar las actividades de envejecimiento activo y saludable pero adaptadas a este contexto de pandemia que nos está tocando vivir. Los programas de termalismo y de turismo tienen además un componente de mantenimiento del empleo en el sector turístico que es muy importante. 
Por otra parte, las medidas de seguridad respecto a la pandemia no han de ser muy diferentes a las que las autoridades sanitarias aplican a la población general. Incorporamos, eso sí, sistemas de seguimiento y alerta por si surgiera algún problema. La vacunación ha tenido efectos positivos y hay que seguir actuando con toda la prudencia, pero sin discriminar a ningún colectivo en la recuperación de la normalidad y menos por razón de edad. Estas actividades se reanudarán, si todo va bien, en otoño y esperamos que se desarrollen con total normalidad.

P.- ¿Cuáles son los pilares sobre los que debe sustentarse una atención de calidad a las personas mayores? 

R.- En el último debate sobre calidad del sistema se propusieron cinco principios irrenunciables que deben guiar los modelos de atención a personas mayores, a personas dependientes, con discapacidad, etcétera.
Estos principios sobre los que se sustenta el debate son cinco que intentaré resumir. En primer lugar todas las atenciones tienen que llevar al límite el respeto a la dignidad de cada persona. Los servicios y los sistemas no pueden actuar nunca por encima de los derechos de las personas. En segundo lugar cada actuación debe ser personalizada. Es por ello que se abraza el modelo de Atención Integral Centrada en la Personas como el más idóneo. En tercer lugar hemos de poner todo el énfasis en que el control de las elecciones y de las decisiones permanezca en las personas u no en los servicios institucionalizados. El respeto a la autonomía personal y el autogobierno personal es fundamental aunque sea difícil de materializar en los casos en los que las personas tienen limitaciones cognitivas. No obstante hay que centrarse en ello. En cuarto lugar, y esto viene derivado de lo que hemos aprendido en pandemia, se debe conseguir a toda costa que se asegure el derecho a la asistencia sanitaria y al bienestar personal independientemente del lugar de residencia de las personas. Por último, los servicios y atenciones del futuro han de estar plenamente conectados con los contextos sociales y familiares. Este enfoque que enfatiza lo comunitario es esencial y supone que los servicios se acerquen a los contextos de las personas y se presten allí y o al revés. La denominada “desinstitucionalización” tiene que ver con ello; con permitir que las personas tengan vidas dignas y conectadas a sus contextos comunitarios aunque sean atendidas en un centro. 


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