'Lo más peligroso del abandono territorial es la pérdida de las culturas locales, de su identidad y de la esencia de lo que somos'
El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico afirma que el cambio demográfico plantea un desafío en tres dimensiones: redefinir la relación entre el medio rural y las ciudades; impulsar las relaciones intergeneracionales, desde la infancia hasta los mayores; y reforzar los vínculos entre el sector público y los actores locales
Pregunta.- España es un país descompensado, unas zonas están muy pobladas, mientras otras pierden habitantes año tras año. Si esto no se corrige, ¿qué consecuencias puede tener?
Respuesta.- Las consecuencias son muy graves en diversos ámbitos. La pérdida de población implica pérdida de gestión de los territorios. Pero lo más peligroso del abandono territorial es la pérdida de las culturas locales, de su identidad; y, con ella, la desaparición de buena parte de la esencia de lo que somos como país, que radica en estas culturas rurales, en su diversidad y en las raíces que nos conectan con nuestra historia. No olvidemos que existe también una pérdida de oportunidades de futuro que no podemos desaprovechar.
P.- ¿La solución a esta tendencia podría estar en una ley de cohesión territorial?
R.- En parte, sí. La cohesión territorial es muy importante porque nos debe garantizar el acceso a las comunicaciones, a los servicios fundamentales y al reconocimiento de zonas con dificultades especiales. Y debe hacerlo buscando las soluciones a este tipo de carencias sobre el territorio, que acostumbran a ser endémicas y requieren de un compromiso institucional amplio y transversal para su solución.
P.- Usted es un firme defensor del papel estratégico que tiene la España rural en la construcción de un modelo de desarrollo más sostenible. ¿Cuáles son los principales pilares en los que se basa este modelo?
R.- Actualmente, los problemas más graves a los que se enfrenta nuestra sociedad y el mundo en general tienen que ver con la sostenibilidad ambiental, el cambio climático y la salud. Esos problemas guardan una relación muy directa con nuestra forma de vida y con la desigualdad creciente entre países y ciudadanos. La resolución de estos problemas requiere cambios en la forma de habitar el planeta; reinventar formas de vida más humanizadas y responsables con el impacto que nuestras actividades dejan en nuestro entorno. Esa humanización de la sociedad nos lleva a reconectar con la naturaleza, con los espacios rurales y con las formas de vida que aún albergan nuestros pueblos.
P.- El envejecimiento de las zonas rurales unido a que la mayoría de la población es de sexo masculino, son otras de las características de los pueblos de España. ¿Cómo podemos dar respuesta a las necesidades de esa población?
R.- El principal objetivo de las políticas de reto demográfico pasa por retener a jóvenes y mujeres en los entornos rurales. Para ello, estamos diseñando una política activa que establezca unas condiciones atractivas en nuestros pueblos. Es fundamental hacerlo con la implicación de todas las Administraciones, en especial las de ámbito local.
A su vez, es evidente que la atención a personas mayores y el refuerzo de la atención sanitaria y de los servicios básicos son también prioritarias. Para ello, contamos con dos grandes aliados: la tecnología y la certeza de saber que podemos resolver estos problemas si los analizamos en términos de oportunidad y superando visiones fatalistas.
P.- ¿Qué ofrece un pueblo de montaña, por ejemplo, que no tenga una ciudad mediana o grande?
R.- Tiene calidad de vida y, sobre todo, ofrece una opción de vida diferente, más vinculada a la naturaleza y a un sosiego que ya no existe en las grandes ciudades.
P.- ¿Qué medidas se deben poner en marcha para equilibrar la población española, es decir, que se desplacen de las ciudades a las zonas rurales?
R.- Los procesos demográficos y de cambios de estructura poblacional no son fruto de una acción concreta, sino de la suma de decisiones, de la cultura y del imaginario que cada país desarrolla con relación a su territorio. Por tanto, si durante un siglo la tendencia en España ha sido la de emigrar del campo a la ciudad, vamos a necesitar cambiar muchas mentalidades y modelos preestablecidos que rigen en nuestra forma de pensar y de actuar con relación a la ruralidad. Esos cambios requieren tiempo, pero serán eficaces a largo plazo para que el paradigma de la modernidad se fije también en la ruralidad y sus posibilidades. Evidentemente, para ello, los entornos rurales deben ofrecer una calidad de servicios y unas oportunidades a la altura de cualquier entorno urbano.
P.- El envejecimiento de la población es un gran logro, no un problema, sin embargo, cada vez hay más voces de alarma respecto al descenso de la natalidad y el aumento de la esperanza de vida. ¿Es usted optimista con el futuro de la sociedad?
R.- El problema es la incapacidad de algunas zonas para garantizar relevos generacionales. Eso genera una tormenta perfecta que amenaza la vida de nuestros pueblos. Vivir más años es un enorme logro, pero debemos garantizar que, como decía en una respuesta anterior, nuestros pueblos sean capaces de retener a jóvenes y mujeres y, a su vez, incorporen a nuevos pobladores que equilibren las pirámides de edad y garanticen un futuro próspero, justo y equitativo.