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ANTONIO IZQUIERDO ESCRIBANO / CATEDRÁTICO EN SOCIOLOGÍA

'El envejecimiento es un éxito de la sociedad, mientras que la escasez de hijos revela el fracaso de la vida social'

Antonio Izquierdo explica que el cambio está directamente relacionado con el entorno, 'no sirve estirar una punta, es decir, impulsar una ley, si no arreglamos la estructura sobre la que se asienta', asegura

Cristina Villanueva 08-02-2021

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Pregunta.- ¿Cómo define el envejecimiento demográfico que estamos viviendo?

Respuesta.- Lo defino como pocos hijos y, proporcionalmente, muchos ancianos. Las parejas desean tener dos hijos como promedio, pero apenas si pueden tener uno. Cuánto mayor sea la diferencia entre el deseo y la realidad, mayor es el déficit de felicidad afectiva. 
El envejecimiento es un hecho que tiene un componente de éxito social y otro más relacionado con valores y aclimatación de los hábitos y costumbres a la estructura de la sociedad, al contexto económico y social.
Es un concepto que está muy teñido por un determinado modo de entender la economía y está interrelacionado con la política, los valores, etcétera. Se tienen menos hijos de los que se desean porque la fecundidad requiere sortear varias limitaciones, la principal de ellas es la inseguridad laboral y, la segunda, la inequidad en el reparto de las tareas del hogar. La crianza es una de esas tareas. 
Este proceso viene de lejos y hay que analizar los factores que llevan a ese número de mayores tan abultado y a ese número de bebés tan escaso. Como ya comenté, la escasez de hijos revela el fracaso de la vida social. De la misma manera que el internamiento de los mayores en residencias resume la fragilidad de la familia, la quiebra de la comunidad y el autismo del empresariado. 

P.- ¿Podríamos buscar en las políticas migratorias la solución?

R.- Si queremos que aumente la inmigración tenemos que poder proporcionarles una vida digna y un empleo. Si vienen y no cotizan a la seguridad social, no nos sirven para solucionar el problema. 
Es cierto que esos inmigrantes tendrán hijos y rejuvenecerán la estructura de la población activa. Sin embargo, en términos generales, no se conoce ninguna sociedad que haya revertido el envejecimiento de la pirámide sobre la base de la inmigración. Indudablemente, en el plano demográfico es un fenómeno positivo, pero no siempre el crecimiento de la población es bueno, porque el consumo y la forma de vida que llevamos está dañando el planeta y esto es malo.

P.- ¿Cree que a través de normativas, como la Ley de Impulso Demográfico que se ha aprobado recientemente en Galicia, se puede revertir la situación?

R.- Teniendo en cuenta que es la primera de España, creo que la ley aprobada en el Parlamento gallego es una iniciativa muy interesante. Es bueno desde el punto de vista de la conciencia pública. Sin embargo, no hay ninguna ley que pueda torcer la dinámica demográfica si no se cambia la estructura productiva, la social y los valores, aquí está la base del cambio. 
Los países que tienen las tasas de fecundidad deseada más próximas a las reales son países con una estructura productiva muy activa, con más impulso en la industria y en la producción; pero, sobre todo, tienen una políticas con más igualdad de género y con mejor distribución y más equitativa de las labores de crianza. Además tienen un sistema público que protege cualquier eventualidad, como que uno de los cónyuges muera o haya una separación, y un sistema productivo que contribuye a generar muchas oportunidades, si pierdes un trabajo, en una o dos semanas encuentras otro. Por tanto, insisto en que el cambio está directamente relacionado con el entorno, no sirve estirar una punta, es decir, impulsar una ley, si no arreglamos la estructura sobre la que se asienta.

P.- ¿Qué proyecciones nos hace sobre la evolución demográfica de aquí a otros 20 años?

R.- El común denominador de los demógrafos es que nunca hemos acertado una proyección demográfica, y cuanto más a largo plazo, más se desvía la realidad de la previsión. 
No obstante, yo no creo que vaya a variar sustancialmente la evolución demográfica si no cambian el resto de las condiciones. La tendencia a tener pocos bebés y vidas más largas va a continuar. Puede haber una tímida reacción después de la crisis y la pandemia, como la ha habido después de las guerras, pero eso no tuerce la evolución general, luego vuelven las aguas a su cauce. Por eso no creo que haya cambio si no se modifica la estructura productiva y el mundo de los valores, y ese cambio debe ser sostenido y la sociedad debe percibirlo así. 
Por lo tanto, creo que habrá tímidos repuntes, pero la tendencia actual seguirá.



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