El confinamiento agrava los sentimientos de miedo y soledad de las personas mayores
Un equipo de la Universidad Pública de Navarra identifica un aumento de estas emociones entre el colectivo senior
Un grupo de investigadores de la
Universidad Pública de Navarra (UPNA), que trabaja en el proyecto
‘Percepción de la soledad en las personas mayores’ ha constatado que
el confinamiento establecido para frenar la propagación de la Covid-19 ha incrementado los sentimientos de soledad, miedo y temor al que pasará, entre el colectivo senior. Este proyecto, cuya investigadora principal es
Lucía Martínez Virto, profesora de Trabajo Social y Servicios Sociales en la UPNA, se desarrolla en colaboración con Cruz Roja y el apoyo del programa ‘Innova Social’, financiado por la Obra social ‘La Caixa’ y la Fundación Caja Navarra. Además, cuenta con el respaldo del Gobierno de Navarra y la colaboración, entre otros, de servicios sociales, centros de salud o colegios profesionales como el de farmacéuticos de Navarra.
Debido a la crisis de la Covid-19, los investigadores han tenido que reorientar el trabajo de campo y sustituir las entrevistas presenciales por entrevistas telefónicas. “Rápidamente nos dimos cuenta de algo que ya intuíamos: estas llamadas no eran simplemente entrevistas telefónicas; son conversaciones largas y amigables que permiten acompañar a las personas mayores y detectar situaciones de riesgo en este período”, aseguran. De hecho, las entrevistas, realizadas a partir de cuestionarios pensados para unos 30 minutos de conversación, están teniendo una duración media de 90 minutos. “En un 20% de los casos hemos detectado situaciones de gran fragilidad y vulnerabilidad; ya sea fragilidad emocional (personas que requieren mucho acompañamiento y seguimiento emocional), ya sea fragilidad relacional (personas que no cuentan con entornos de apoyo, para realizar compras, recados, etc.)”, explican los expertos.
En esta fase del proyecto, junto con Martínez Virto, trabajan los investigadores Víctor Sánchez Salmerón, Alejandra Hermoso, Amaia Azcona, Victoria Bogino Larrambebere y Begoña Elizalde San Miguel; y las alumnas Mayte Huertas, Juliana Suárez y Raquel Bernabé.
ALGUNOS RESULTADOS
Además de constatar cómo el confinamiento agrava el sentimiento de soledad, también se ha visto que las personas que venían desarrollando estrategias para afrontar la soledad (por ejemplo, participando en actividades de crecimiento personal, formativas, deportivas, de ocio) y que contaban con más redes sociales, son quienes menos diferencias experimentan durante la crisis del Covid-19.
En ese sentido, Sánchez Salmerón apunta que no en todos los casos se dispone de los mismos recursos de apoyo o habilidades para elaborar estrategias con las que sobrellevar la situación y mitigar los sentimientos de soledad, ya que “esas estrategias son más accesibles para quienes todavía no tienen una edad muy avanzada y durante su trayectoria vital han tejido redes sociales más extensas, han accedido a empleos cualificados o han alcanzado cierto nivel económico y educativo”.
Por último, tal y como explica Martínez Virto, “al margen del objetivo investigador, el trabajo que estamos realizando presenta gran potencial en el seguimiento, acompañamiento y detección de situaciones de fragilidad”. Hay personas que, en el transcurso de estas llamadas, consultan qué recursos existen para paliar la soledad, “lo que denota que en este período también hay personas que se plantean alternativas más activadoras para cuando termine este tiempo de confinamiento”.
Cuando los investigadores detectan casos más vulnerables, comparten la información con Cruz Roja y se hace seguimiento de los casos de mayor fragilidad y se vuelve a contactar telefónicamente con esas personas.