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MARÍA LUISA FORNIES / PRESIDENTA DE ACERVO INTERGENERACIONAL

'En Acervo utilizamos la palabra como medio de comunicación intergeneracional que evita la soledad de las personas'

Acervo Intergeneracional es una ONG que busca paliar la soledad de las personas mayores a través de la lectura y la escritura, gracias a los convenios que establecen con las bibliotecas municipales

Cristina Villanueva 07-02-2022

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María Luisa Fornies, presidenta de Acervo Intergeneracional

PREGUNTA.- Acervo es una ONG con una vertiente cultural, ¿cuáles son sus objetivos y cómo surgió esta entidad?

RESPUESTA.- La ONG comenzó a funcionar en el año 2007 y  nuestros principales objetivos son llevar el voluntariado cultural y lector desde las bibliotecas públicas municipales, paliar la soledad y lanzar redes entre generaciones diferentes. Esto lo hacemos a través de las cartas, de las parejas lectoras, del voluntariado, etcétera.
En Acervo utilizamos la palabra como medio de comunicación intergeneracional que palía la soledad de las personas. Y aprovechamos sus cuatro vertientes: escribir, leer, hablar y escuchar de forma activa. Nos movemos con dos paradigmas, que son el intergeneracional, que conecta generaciones diferentes, y el del envejecimiento activo y saludable. 
El nombre también tiene mucha importancia. Acervo significa el conjunto de bienes morales o culturales acumulados por tradición o herencia, y eso es lo que buscamos en nuestra ONG, el acervo cultural de las personas con las que colaboramos.

P.- En 2002 participó en un proyecto de investigación sobre lectura que influyó mucho en el nacimiento de Acervo. ¿En qué consistía el estudio?

R.- Sí, en 2002 realizamos un proyecto de investigación que se llamaba ‘Una biblioteca para todas las edades’, en dos bibliotecas, la de Galapagar y la de Colmenarejo, en el que analizamos el las habilidades lectoras de los vecinos y realizamos una serie de pequeños programas en torno a estos espacios. 
En ese momento encontramos muchas personas mayores que sabían leer y escribir, pero no comprendían lo que leían, no sabían extraer el contenido de un texto, les aburría la lectura porque no eran capaces de crear imágenes. Por eso hicimos un entrenamiento de habilidades lectoras en la biblioteca con el colectivo mayor. Y de ahí surgió el voluntariado y el programa ‘Leer te quiero’.
Este consiste en llevar libros a otras personas y leer con ellos esa obra. Esto se organiza en la biblioteca Ricardo León y ahí es donde se crean las ‘Parejas Lectoras’, es decir, se hace de dos en dos. Cada voluntario tiene asignada una persona mayor y son parejas fijas, para que se cree un vínculo entre ambos. A veces quedan en la biblioteca, pero también los voluntarios van a las residencias y los domicilios de los participantes en el programa.
Dentro de las parejas lectoras se forma una comunicación diferente a otras, incluso a la de la familia. En ocasiones se convierten en confidentes y amigos.
Hay una frase de William Shakespeare muy adecuada para expresar esto que dice: “Un amigo es alguien que te conoce como eres, que entiende dónde has estado, acepta en lo qué te has convertido y todavía, cuidadosamente, te permite crecer”, así se resumiría la figura de nuestros voluntarios y la labor que hacen.

P.- ¿Y cómo surgió ‘Leer te quiero en la distancia’?

R.- Estas parejas lectoras de las que hablaba se reunían un día a la semana, bien fuese el domicilio, la residencia o la biblioteca, y eran sesiones de entre 60 y 90 minutos. Sin embargo, en estos dos últimos años, a causa de la pandemia, hemos tenido que reducir muchos de estos encuentros presenciales. Por eso, impulsamos el programa ‘Leer te quiero en la distancia’, que es o mismo pero se desarrolla de forma online.
Por ejemplo una de esta pareja es Berta, que vive en una residencia de Galapagar, y Amparo, que vive en Madrid. Ellas se conectan todas las semanas a través de zoom. Berta tienen 94 años y es catedrática emérita de la Universidad de Bakú. Es una niña de la guerra, asturiana, que vivió desde los 10 años hasta los 60 en la antigua URSS. Por su parte, Amparo se puso en contacto con nosotros durante la cuarentena y se apuntó a esta campaña como voluntaria. Con lo cual, forman una pareja muy interesante.
Con Berta también desarrollamos una actividad intergeneracional muy bonita de forma online con el colegio de Galapagar. Ella envió su biografía y el profesor la leyó en clase a los alumnos, que escribieron varias preguntas para hacer a Berta, y en una sesión de Teams, los alumnos le iban formulando cuestiones sobre su vida y ella iba explicando con mucho detalle todo. Fue una actividad muy didáctica.
Otro ejemplo de las parejas que contactan por zoom son Luz y Carol. La primera es una mujer joven pero tiene una enfermedad discapacitante y Carol, que es profesora del colegio de Galapagar, a través de la lectura intenta animar y motivar a Luz. Ambas se complementan muy bien.

P.- Y el equipo de voluntarios, ¿cómo funciona y cómo llegan a la entidad?

R.- Nuestros voluntarios son personas que tienen un interés cultural y, por lo general, un nivel académico bueno y además de mucha ilusión por trasmitir motivación por la lectura y los libros a las personas de su municipio. 
Los voluntarios llegan a través de la biblioteca municipal, otros vienen derivados de servicios sociales del Ayuntamiento y otros por el boca a boca, porque alguien  les habló de nuestro proyecto. Por supuesto, para participar en cualquiera de nuestros programas, los voluntarios reciben una formación previa de cómo funciona la ONG y como queremos trasmitir la cultura. En Galapagar nos llaman ‘los ángeles verdes’, porque llevamos unas camisetas de ese color y decimos que la biblioteca tiene alas y los libros van volando a las casas y residencias de las personas que lo solicitan.
Una de nuestros voluntarias, Almudena Varona, escribió un texto para recibir a los nuevos miembros que dice así: “Bienvenidos a la ONG Acervo Intergeneracional, todo esto que vais a vivir a continuación es posible gracias al voluntariado de personas que han puesto al servicio de este proyecto su tiempo, sus habilidades y su corazón, con el objeto de transmitir una vez más a todos la importancia que tiene lanzar redes entre generaciones que enriquezcan el maravilloso acervo que somos todos y del que todos formamos parte, promoviendo desde el entusiasmo y la alegría, la motivación por  hacer proyectos comunes, donde la experiencia de la edad se una al ímpetu de los más jóvenes”. Creo que este texto resume muy bien lo que significa nuestro principal objetivo y nuestro equipo de voluntarios.

P.- Respecto a la campaña Carta de los Reyes a las Personas Mayores, que tuvo de nuevo un gran éxito, ¿Cuándo y de qué manera surgió la iniciativa? 

R.- Esta campaña surgió a raíz de la pandemia. Antes íbamos a las residencias de Galapagar todos los voluntarios de Acervo y las personas de la localidad que querían acompañarnos y se apuntaban en la biblioteca Ricardo León, y llevábamos libros que se entregaban a los residentes de forma individualizada. Cada uno de nosotros pasaba un rato con esa persona, le hablaba del libro y le motivaba para que leyese. 
En 2021 no pudimos entrar en las residencias y este año tampoco, por eso trasladamos esta iniciativa a las cartas, que se enviaron a todos los mayores de Galapagar, incluidos los que viven en residencias, claro.
Hemos hecho colaboración con los colegios locales, tanto el año pasado como este, y los niños escribieron y dibujaron postales muy entrañables y bonitas. 
También dimos la oportunidad de escribir de forma online una carta a una persona mayor. En esta modalidad participaron todos los vecinos que quisieron. Eran cartas personalizadas que se mandaron a todos aquellos mayores que se habían apuntado en esta iniciativa, normalmente recomendados por un vecino, un amigo o un familiar. El resultado fue muy bueno. A esta iniciativa la llamamos ‘Conectar generaciones’, ya que la persona mayor recibe la carta, que proviene de alguien más joven, y además, normalmente, se la leen los hijos, por lo tanto, se establece una comunicación entre tres generaciones. Hay dos tipos de cartas, las postales para los mayores de las residencias y las cartas que se dirigían a otros vecinos del pueblo.

P.- ¿Tienen algún proyecto nuevo para desarrollar en el futuro?

R.- Actualmente, estamos impulsando iniciativas en Galapagar que den valor al acervo cultural de la localidad, que muchas veces para los propios vecinos pasa desapercibido. Por ejemplo, aquí tenemos al dramaturgo Jacinto Benavente, que además este año se cumplen cien años de la concesión del premio Nobel y que, como todos los grandes escritores, sus relatos están totalmente actualizados. 
En torno a su figura, tenemos un proyecto muy motivador que es escribir citas y aforismos de este autor en las paredes y en el suelo de Galapagar, es decir hacer de la localidad en 2022 el año de Jacinto Benavente. Y también estamos preparando una serie de actividades con los colegios para resaltar su trabajo.


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