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Análisis sobre el envejecimiento en el rural

'Asistiremos a una epidemia de Alzheimer, consecuentemente una epidemia de personas dependientes, especialmente en el rural', advirtió Lorenzo Mur, gerente de Benestar del Consorcio Galego de Servizos de Igualdade

Redacción EM 02-05-2011

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El último informe de población del Instituto Galego de Estatística del mes de abril revela que en el 66% del total de concellos gallegos, es decir, en 199 del total de 315, viven dos mayores de 65 años por cada persona joven. Una cifra demoledora que coloca a la Comunidad gallega como el territorio más envejecido de Europa. Además esta circunstancia se ha triplicado en los últimos diez años, lo que demuestra la inmediatez con la que Galicia está entrando en el “abismo demográfico” del que advierten desde hace tiempo los especialistas. “Va a llegar un tsunami que nos va a coger tomando el sol”, adviertió Luis Lorenzo Mur, gerente adjunto de Benestar del Consorcio Galego de Servicios de Igualdade, durante la segunda jornada del 23 Congreso de la Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría que se celebró en la Facultad de Medicina de Santiago de Compostela, matizando que “se está produciendo un gran cambio demográfico, marcado por el envejecimiento, para el que no nos estamos preparando” un fenómeno que será más que evidente en los próximos 20 a 30 años, por lo que, insiste, “las políticas de servicios de atención geriátrica y gerontológica, es decir, aquellos que aúnen el ámbito sanitario y social a las personas mayores, tienen que ser a largo plazo”. Mucho más en los pequeños municipios, pues en Galicia, destaca este especialista, dicha revolución poblacional está determinada principalmente por la ruralidad. De hecho 248 de los 315 municipios gallegos son rurales, según el IGE, si se tiene en cuenta el índice de ruralidad que se obtiene con una combinación lineal de distintas variables seleccionadas de entre distintos factores como el porcentaje de la prevalencia de la agricultura, la agropesca, la densidad de población, entre otros y sobre todo el envejecimiento.
En estos núcleos rurales viven 50.000 personas mayores de 65 años con pensiones no contributivas de 671 euros de media frente a los 818 euros del Estado, a lo que se suma una particular orografía, dispersión demográfica y la soledad en la que viven cerca de 60.000 personas mayores de 80 años en la Comunidad, un colectivo que precisa de una atención a la Dependencia especial que se puede abordar de dos maneras: “o continuar con la tendencia a dejar todo como está con lo cual el rural gallego morirá irremediablemente en unos años o luchar por la cohesión territorial y la cohesión cultural”. Para ello hay que tener en cuenta que “en Galicia apenas existe diferencia cultural entre lo urbano y lo rural que está definido precisamente por la falta de políticas de atención geriátrica y gerontológica, no tenemos que ir muy lejos para encontrarnos, por ejemplo a 5 kilómetros de Vigo, personas muy ancianas que viven solas, sin atención y que mueren solas”. Así es preciso, indica, “primeramente concienciar de este cambio para que la sociedad comience a afrontar la cuestión y no mire para otro lado”. También, “la implicación y coordinación de todas las Administraciones y entidades posibles, públicas, privadas y sociales, eso sí, con un retorno económico y social, pues la Dependencia va a tener un coste y no puede ser sólo cuestión de un Gobierno Autonómico o un Ministerio”. Por otra parte, “una visión global y de futuro, con políticas a largo plazo” y el desarrollo de una nueva coordinación de servicios socio sanitarios que atienda especialmente a personas dependientes, como ocurre en la mayoría de casos en Galicia.

Dependencia
“La sociedad estará sustentada en pocos años en un contexto de dependencia pues existirá una epidemia de Alzheimer, consecuentemente una epidemia de personas dependientes”, señaló Lorenzo Mur que recordó que “actualmente el 10% de las personas mayores en Galicia sufre algún tipo de demencia” y que cerca del 40% de las personas que ya la padecen están sin diagnosticar. La clave para retrasar su inicio “será sin duda la prevención”, continúa, que además de los beneficios personales “supondrá miles de millones de euros al sistema y la mejora de la calidad de vida”. Así, puso como ejemplo los programas y servicios de atención a la dependencia que desarrolla el Consorcio en Galicia cuyo principal objetivo es “retrasar el inicio de la demencia o el inicio de sus síntomas” entre los que destacan la teleasistencia, la rehabilitación tradicional o telerehabilitación, la intervención real y práctica en el entorno inmediato de los usuarios, hogares residenciales, centros de día, ayuda a domicilio, atención a personas mayores en riesgo de exclusión social o el retardo en la institucionalización. “Todos estos programas y servicios son factibles en la actualidad dado que en el Consorcio disponemos de más de 1.397 plazas de distinto tipo para usuarios y 326 profesionales entre enfermeros, psicólogos, educadores sociales, gerocultores o trabajadores sociales”.


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