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Más de 4.000 'portales solidarios' favorecen la colaboración vecinal en Gipuzkoa

Hace siete años, Cruz Roja Gipuzkoa creó un programa para promover la salud a partir del concepto de buena vecindad. Hoy, casi 50.000 viviendas conocen el proyecto 'Promotor de salud y portal solidario', que inculca el espíritu de la responsabilidad ética y moral a las comunidades de vecinos

A. Vila EM 03-04-2012

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Aunque en el imaginario colectivo la solidaridad lleva, a veces, a pensar en grandes actos, en actuaciones más allá de nuestras fronteras, la ayuda al prójimo empieza por las acciones más cercanas y sencillas, por ejemplo, ayudando al vecino de la puerta de al lado, octogenario, a bajar las escaleras del edificio. Algo parecido debieron pensar en Cruz Roja Gipuzkoa cuando, en 2005, pusieron en marcha el programa “Promotor de salud comunitaria y portal solidario”.
Por eso, explica la responsable provincial de Desarrollo Local y Salud de Cruz Roja, Maider González, “tomamos la decisión de crear un proyecto que desarrollara un modelo innovador de participación ciudadana con criterio social, empezando por el portal de vecinos donde vive cada uno y donde está condensado lo bueno y lo malo de nuestra sociedad”. El objetivo era, en definitiva, “poner en valor la importancia de la buena vecindad como fuente de salud”. Siete años después, González asegura que existen 4.093 “portales solidarios” en ocho localidades (Errenteria, Lezo, Oiartzun, Elgoibar, Soraluze, Eibar, Beasain y los barrios de Altza y Larratxo, en Donostia), con 48.724 viviendas que conocen el proyecto, además de una red de 1.296 vecinos solidarios implicados para ser “escuela de valores”.
En toda esta experiencia, los promotores de la iniciativa han comprobado cómo “la gente mayor se ayuda mutuamente porque se les hace fácil ponerse en el lugar de la otra persona”. No obstante, Maider González destaca también la receptividad de los jóvenes en cuanto a cuestiones como la accesibilidad, la soledad de los mayores que viven solos, etcétera. Además, “cuando estamos con los presidentes o administradores de las comunidades de vecinos trabajando el “nuevo estilo de comunidad de vecinos” estamos introduciendo este tipo de cuestiones más allá de la Ley de Propiedad Horizontal, sumando a la responsabilidad legal una responsabilidad ética y moral sobre las personas”, ejemplifica González.
Gracias a este proyecto, Cruz Roja Gipuzkoa ha conseguido sensibilizar a un importante grupo de ciudadanos para que presten atención a posibles situaciones de riesgo o vecinos que pueden requerir ayuda pero no se atreven o no saben cómo pedirla.
Pero, ¿qué ocurre cuando se detecta alguno de estos casos? La responsable del proyecto explica que la entidad tiene “un protocolo centrado en la Agencia de Información y Derivación, que es nuestro soporte para trabajar los casos que llegan. Sobre todo, cuando pensamos en el colectivo de personas mayores, que les cuesta manejarse dentro de la Administración y que, sumado a la angustia y el estrés de la situación, se ven con dificultades para procesar y racionalizar la información recibida”. Tal y como explica Maider González, la agencia es “el punto de apoyo donde se realiza la contención emocional y el acompañamiento con el objetivo de que la persona se desahogue y asimile la información básica para valorar si el problema puede ser resuelto poniendo en marcha sus propios recursos o si se puede resolver mediante los proyectos de Cruz Roja u otras entidades, incluyendo la Administración”.
Por su parte, “cuando no existe ningún servicio que dé respuesta a ese caso, la demanda se traslada al Observatorio de Necesidades Sociales, que es el centro de análisis de la información y diseño de nuevos proyectos que resuelven las necesidades sociales donde trabajamos la participación ciudadana”, indica la responsable de Desarrollo Local y Salud de Cruz Roja.
De entre las principales necesidades con las que se encuentran los voluntarios de la organización en el marco de este proyecto, Maider González apunta que “están aumentando los casos de familias en paro y que se están agrupando en la casa de los abuelos como única forma de subsistencia. Esto está aflorando, a parte de las dificultades económicas, las inseguridades y los miedos de los abuelos ante la incertidumbre de no saber hasta cuándo van a poder resistir; acentuando la falta de control sobre la nueva situación familiar”, relata.


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