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L’Onada Serveis reduce a la mitad el porcentaje de usuarios polimedicados en sus centros

El porcentaje ha pasado del 43% al 21% y la reducción se ha logrado revisando la pauta de medicación de cada persona usuaria

Redacción EM 07-01-2019

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Una enfermera de L'Onada Serveis selecciona la medicación que necesitan los usuarios.

L’Onada Serveis ha activado desde el año 2014 una serie de medidas que han permitido en el periodo transcurrido desde entonces reducir a la mitad el porcentaje de personas usuarias polimedicadas en sus centros. Así, este porcentaje ha pasado del 43% que registraba en 2014 al 21% actual. La disminución se ha producido, además, durante un periodo dentro del cual la cifra de personas usuarias de las diferentes residencias asistidas que mantiene en todo el territorio la cadena de residencias se ha multiplicado por dos pasando de las 600 del año 2014 a las más de 1.200 de este año.

Con la reducción del porcentaje de personas usuarias polimedicadas; se consigue una mejora en sus condiciones de vida, se reduce el volumen de residuos medicamentosos en las aguas grises generadas por las residencias y, también, se genera un ahorro en los fondos que se destinaban a la adquisición de medicamentos que se ha demostrado no eran imprescindibles por las personas usuarias y el coste de los cuales está repartido en copago por parte de algunos usuarios y gasto público de la Seguridad Social. La experiencia permite estimar que, en la mayoría de los casos, la receta electrónica de cada persona usuaria puede reducirse en una media de 400 euros el año.

La reducción del porcentaje de personas usuarias polimedicadas ha sido posible gracias al seguimiento de cada persona usuaria que, en los diferentes centros, ha realizado el personal sanitario en colaboración con el equipo cuidador, nos explica la directora de zona de L’Onada Serveis Nuria Roselló: “Cuando una persona llega a una de nuestras residencias; nos encontramos a menudo con que, durante su historia de vida, ha acumulado una serie de prescripciones médicas. Nosotros; cuando tenemos la certeza de que la persona se ha adaptado a su nuevo entorno plenamente, cosa que sucede al pasar el residente un mínimo de dos meses al centro; revisamos la pauta de medicación y; según la Guía Terapéutica de los Servicios Sanitarios y, con una serie de controles y seguimientos; eliminamos de ella medicamentos para tratar patologías como la hipertensión o el colesterol que pueden dejar de ser necesarios al entrar la persona usuaria en una rutina horaria con buenos hábitos alimentarios y de fomento de la movilidad. De lo que se trata es de revisar la pauta analizando de qué manera han cambiado las circunstancias de la persona usuaria. Al entrar en una residencia, la persona usuaria cambia su dieta, duerme mejor y puede, también, superar situaciones puntuales de ansiedad. Todo ello, hace que determinados medicamentos que tomaba puedan acabar siendo necesarios”, explica Roselló.



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