Esta nueva entidad reúne a expertos en distintos ámbitos profesionales relacionados con el dolor crónico. Los más afectados son los mayores de 65: un 15% de ellos padecen un grado severo o extremo de dolor
El dolor crónico es una enfermedad, y su tratamiento, un derecho, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En España, una de cada cuatro personas lo sufre, afectando a su calidad de vida a nivel físico, psicológico y social. Además, el 50% de las consultas que se realizan en Atención Primaria están relacionadas con el dolor, según la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen).
Para minimizar su impacto desde un abordaje multidisciplinar, se ha presentado en Madrid el “Comité para Una Vida Sin Dolor", de Kern Pharma. Se trata de una nueva entidad que reúne a expertos de distintos ámbitos relacionados con el dolor con el objetivo informar, concienciar y proporcionar herramientas útiles para tratarlo. Según Manuel Garrido, director general de Kern Pharma, “con este proyecto pionero en España queremos estar más cerca de aquellos pacientes para los que el dolor supone un freno en su vida”.
El “Comité para Una Vida Sin Dolor” está formado por el doctor Pedro Ibor, médico de Atención Primaria y coordinador nacional del Grupo de Trabajo de Dolor de Semergen; la doctora María Ángeles Canós, jefa de la Unidad del Dolor del Hospital La Fe de Valencia y vocal de la Sociedad Española del Dolor (SED); Alicia González, farmacéutica comunitaria y miembro del Grupo de Dolor en la Sociedad Española de Farmacéuticos Comunitarios y de Familia (Sefac); Gemma Fernández, presidenta de la Asociación de Pacientes Sine Dolore; Javier Granda, periodista especializado en salud; y Esther Arroyo, actriz, modelo y presentadora de televisión, afectada por dolor crónico a raíz de un accidente de circulación.
Para el doctor Pedro Ibor, presidente del Comité, “es imprescindible impulsar iniciativas como esta que posibiliten un abordaje transversal del dolor, ya que la atención del dolor es el eje de la atención primaria que es, a su vez, la puerta de entrada al sistema sanitario y en cuyo ámbito se resuelven el 80% de las consultas por dolor”. Además, ha destacado que “la colaboración con otras especialidades médicas como la rehabilitación y traumatología son esenciales, así como con los profesionales de la enfermería, que son una pieza clave para el seguimiento y detección del dolor, y con los psicólogos y trabajadores sociales. También es imprescindible la colaboración con las Unidades de Dolor en los casos más complejo, alrededor de un 10% del total, que necesitan una mayor atención”.
Por su parte, la doctora Canós, ha explicado durante su intervención que “a pesar de que España es uno de los pioneros en la creación de Unidades de Dolor, sigue siendo necesario dar un impulso al estudio y al tratamiento del dolor a todos los niveles, intra y extrahospitalarios, así como una mayor colaboración. El objetivo es que, entre todos, consigamos establecer una cultura sanitaria sobre el dolor y avanzar en un modelo adecuado que permita cambiar el curso de la enfermedad del dolor tan prevalente en toda la población general”.
Alicia González ha señalado la labor del farmacéutico como “imprescindible para ayudar a mejorar los resultados del tratamiento e identificar posibles problemas relacionados con la medicación”. Y ha añadido que “desde una situación privilegiada por su mayor accesibilidad y cercanía con el paciente, los farmacéuticos comunitarios podemos identificar efectos adversos, interacciones, situaciones donde es precisa la derivación al médico, además de detectar problemas de adherencia y, en tal caso, poner en marcha estrategias para que los pacientes sigan correctamente los tratamientos prescritos por su médico”.
En este sentido, el Comité ha querido contar con Gemma Fernández, presidenta de la Asociación de pacientes Sine Dolore: “El dolor puede llegar a ser desesperante si no se trata adecuadamente. Por ello, pedimos que en los casos más complejos y que no se resuelven fácilmente, se facilite todavía más el acceso de los pacientes a las Unidades de Dolor, ya que muchos de ellos todavía desconocen esta posibilidad”.
Esther Arroyo, por su parte, ha vivido en primera persona lo que es sufrir un dolor intenso e incapacitante que le ha obligado a limitar su actividad profesional: “Quiero aconsejar a todos los pacientes que sufren dolor que no desistan y busquen ayuda profesional, incluida la ayuda psicológica, porque a menudo con el dolor se te olvida lo importante que es una actitud mental positiva para superarlo”.
El “Comité para una Vida sin Dolor” ha presentado también su plataforma digital: unavidasindolor.com. Esta web, dirigida a pacientes y profesionales sanitarios, irá incorporando paulatinamente información sobre el dolor avalada por expertos, así como nuevos contenidos y herramientas con el objetivo de convertirse en una web de referencia sobre esta patología. En este sentido, Javier Granda, comunicador especializado en salud, ha insistido en que “ante la proliferación de bulos y noticias falsas es fundamental que tanto los pacientes como sus familiares y cuidadores cuenten con información avalada y de calidad sobre el dolor. Es evidente que hay una demanda de información sobre dolor y todos los agentes implicados debemos trabajar juntos para que la evidencia científica llegue de forma clara a la ciudadanía”.
EL DOLOR EN ESPAÑA
El dolor es una señal del sistema nervioso que advierte que algo no va bien. Es una sensación desagradable que se manifiesta como un pinchazo, hormigueo, picadura, ardor o molestia y que limita la capacidad para llevar adelante las actividades cotidianas con normalidad.
El dolor puede ser agudo o crónico. Generalmente, el primero aparece repentinamente debido una enfermedad, lesión o inflamación y una vez diagnosticado puede ser tratado correctamente. Si el tratamiento no es el adecuado puede perdurar en el tiempo, volviéndose crónico y causando problemas graves.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud de 2017, el 45 % de los españoles sufre algún tipo de dolor, agudo o crónico, y un 34% relatan que esta afección imposibilita de alguna forma el desarrollo de sus actividades cotidianas. Los más afectados por la frecuencia e intensidad del dolor son las personas mayores de 65 años, un 15% de ellos lo padecen en grado severo o extremo.
El dolor afecta a las personas a todos los niveles y puede causar ansiedad, trastornos del sueño y depresión, además de hacer difícil el normal desarrollo de las actividades cotidianas. Además del impacto individual que deteriora la calidad de vida, el dolor tiene también un impacto socioeconómico importante. Se estima que su coste aproximado es de 15.000 millones de euros en España y que anualmente se pierden por persona, en promedio, casi 17 día de trabajo a causa del dolor.