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Viviendas adaptadas: el mobiliario y diseño arquitectónico que los mayores necesitan

¿Qué aspectos concretos hay que tener en cuenta para adaptar los domicilios? Los senior reclaman un hogar más seguro y cómodo, que tenga en cuenta tanto la accesibilidad como la usabilidad, y con los avances tecnológicos a su servicio

Horacio R. Maseda 14-05-2018

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El envejecimiento poblacional, el actual perfil del colectivo senior –más activo, social y con mejor salud– y el cambio de paradigma en la atención –primero centrada en los servicios, ahora en las personas– han propiciado nuevas necesidades y un cambio en el modelo tradicional de residencia. Los mayores reclaman hogares diferentes que les permitan mantenerse en su entorno y que se adapten a sus características y condiciones de vida. Es decir, un hogar distinto para poder vivir igual que siempre.

Cuando hablamos de viviendas adaptadas a las personas mayores, nos estamos refiriendo a domicilios y diversas construcciones que tienen en cuenta su seguridad y comodidad. Se trata de que la vivienda sea accesible y, para ello, es necesario que confluyan y se integren diferentes especialidades: desde el concepto de accesibilidad universal y usabilidad; pasando por la adaptación del diseño arquitectónico; y teniendo en cuenta otros aspectos como el mobiliario adaptado, en el que también intervienen los avances tecnológicos. “En el proceso de la edificación de viviendas    accesibles, todos los agentes intervinientes deben estar coordinados, ya que si uno de estos falla, todo el esfuerzo realizado se puede perder”, explica Miguel Gallego, arquitecto técnico en la consultoría adapt-A y miembro de la Asociación Española de Profesionales de la Accesibilidad Universal (Asepau).

Por su parte, el arquitecto Heitor García Lantarón, que trabaja entre Copenhague y Madrid, y colabora con el Instituto Danés de Investigación en Edificación (SBi), lo reduce a dos factores indispensables y que deben estar coordinados: “La atención y la arquitectura. El resto –el mobiliario o la tecnología– son ayudas, muy necesarias, pero ayudas, al fin y al cabo”. Según García Lantarón, el aspecto fundamental es “tener en cuenta la enorme diversidad del colectivo de personas mayores. Esto significa que no existe un único modelo. Las soluciones tienen que ser tan variadas como la demanda y deben estar enfocadas a las necesidades de la persona”. 

A la hora de plantearnos una vivienda adaptada para las personas mayores, además de su accesibilidad, está el concepto de la usabilidad. “Sabemos que no podemos diseñar todo de forma específica para cada persona, por lo tanto, los criterios de diseño que se están adoptando tienen que ver con el ‘Diseño Universal’. Es decir, no podemos diseñar para todo el mundo, pero sí para que sea usado por todo el mundo. La usabilidad es la clave”.

En este sentido, Joaquín Romero, arquitecto técnico y cofundador de BJ Adaptaciones, explica en el portal del Observatorio de la Accesibilidad de Cocemfe que “en la carrera se estudiaba a fondo el código de accesibilidad, pero no se daba importancia a los movimientos y las maniobras que debía realizar una persona con la movilidad reducida”. Para Romero, “un espacio puede ser accesible, pero no cumplir criterios de usabilidad. Sin embargo, difícilmente podía suceder al revés”. La usabilidad arquitectónica aborda los espacios que componen una vivienda y busca optimizar todos los movimientos de la persona para que sean cómodos y fáciles de realizar. “La entrada y salida de la cama y el acceso al baño o a la ducha son piezas claves para la accesibilidad”, asegura Romero. Gracias a la usabilidad y los productos de apoyo se pueden cubrir todas las necesidades relacionadas con la accesibilidad de una vivienda.

¿POR QUÉ HAY QUE ADAPTAR LA VIVIENDA PARA LOS MAYORES?
¿Qué razones hay para adaptar las viviendas y qué aspectos arquitectónicos concretos hay que tener en cuenta? Para Gallego, la adaptación responde “a las necesidades que tienen los mayores de vivir con autonomía el mayor tiempo posible y en su hogar”. Hay personas que han vivido gran parte o toda su vida en la misma vivienda y, por tanto, asegura Gallego, “se le añade un valor sentimental e intangible”, ya que adaptarla supone “seguir viviendo en aquella casa o apartamento en la que tan buenos momentos han pasado”. Además, señala el arquitecto técnico, “no todas las personas llevan bien un cambio de vivienda o traslado a residencia, ya que pierden amistades y su vida social cambia radicalmente”.

En cuanto a qué aspectos arquitectónicos hay que tener en cuenta para adaptar una vivienda, según Gallego, “los diseños tienen que estar centrados en las personas, favoreciendo una circulación cómoda mediante espacios amplios, sin obstáculos ni barreras arquitectónicas, con elementos que sean fácilmente aprehensibles, del tamaño adecuado y a una altura dentro del rango de su uso”.  Por otro lado, y de forma adicional, el arquitecto técnico de adapt-A señala que hay que “utilizar los tonos y colores de los materiales para realzar el contraste entre los distintos elementos y facilitar su localización; como, por ejemplo, los peldaños de las escaleras o las puertas”.

Gallego argumenta que, a diario, “podemos ver cómo todos los peldaños de una escalera tienen la misma tonalidad o una puerta se encuentra totalmente integrada en el panelado de una pared o pintada del mismo color. Si no se presta atención a este tipo de detalles, ¿cómo podrá localizarlos y diferenciarlos una persona mayor con problemas de visión?”.

MOBILIARIO ADAPTADO Y LAS TIC
En cuanto al tipo de muebles, tecnología o cualquier otro producto de apoyo que pueda mejorar la calidad de vida de las personas en sus viviendas, José Francisco Puche, director del Centro Tecnológico del Mueble y la Madera (Cetem), indica que, a la hora del diseño, “cada vez se piensa más en el ‘hábitat’ en su conjunto, que en los muebles por separado”. Según Puche, “para conseguir un lugar que reúna una serie de características pensadas para un conjunto de personas con necesidades especiales, lo mejor es pensarlo desde su origen. Así, se deben diseñar las viviendas pensando en sus potenciales usuarios”. En el caso de las personas mayores, los aspectos que hay que tener en cuenta, según el director del Cetem, son “su menor nivel de movilidad, sus complicaciones para el uso de determinadas tecnologías, conceptos ergonómicos especiales para los muebles e incluso precios adaptados a las capacidades económicas de estos colectivos”.

En 2050 se espera que, en la Unión Europea, el número de personas de 65 o más años crezca un 70%, por lo que la integración de soluciones TIC en los domicilios, junto con un mejor diseño de los edificios, permitirá a los mayores vivir en casa durante más tiempo. Según Puche, “existen soluciones, principalmente basadas en las TIC, que ya se están utilizando y que, principalmente, están basadas en la monitorización de comportamientos de los usuarios”. Por ejemplo, “desde Cetem y la empresa Fama Sofás desarrollamos un sistema que permite saber, de forma remota, si alguien está o no utilizando un sofá, un sillón, una silla o una cama, y es capaz de lanzar avisos cuando el uso de cualquiera de estos muebles no sea el habitual. Existen otros sistemas que son capaces de lanzar mensajes cuando se detecta algún problema por parte del usuario, que puede activarlos de manera muy sencilla”.

Por su parte, Gallego cree que, en cuestión de tecnología y vivienda, “no podemos olvidarnos de los aspectos relativos a la comunicación. Una mirilla digital o un videoportero son elementos que llevan en el mercado bastante tiempo pero que apenas se instalan, a pesar de que pueden dotar de gran autonomía a las personas con problemas de visión o audición”. 

El arquitecto técnico de adapt-A apunta también que la teleasistencia es un claro ejemplo del avance tecnológico, “ya que, con su sencillez, dota a las personas que habitan en la vivienda adaptada de una gran autonomía y les permite poder estar en contacto con servicios de ayuda a domicilio”. Otros ejemplos pueden ser, indica Gallego, “la apertura automática de persianas o los detectores de caída en la vivienda, además de la posibilidad de estar conectados con los servicios de teleasistencia”.

No obstante, según asegura el director del Cetem, las mejoras futuras deberán venir “de la monitorización de constantes y el control de comportamientos vitales de forma remota, además de la aplicación de tecnologías de Inteligencia Artificial (IA) a determinados sistemas que sean capaces de tomar decisiones”. De esta manera, explica Puche, estos productos de apoyo serán capaces de “actuar en función de diferentes parámetros, desde situaciones peligrosas o de emergencia, hasta realizar la compra automática al supermercado cuando falte algún producto en la nevera”. En cuestión de tecnología, incide el director, “las posibilidades son inmensas y podrán aumentar la ‘independencia’ de las personas mayores durante mucho más tiempo”.

Evolución y retos 
La vivienda para mayores ha experimentado, explica García Lantarón, “una evolución hacia la normalización”. Es decir, “desde los modelos específicos, centrados en ofrecer servicios solo para mayores y que se gestionaban de forma externa, a unos modelos de vivienda que no solo son atractivos para mayores, sino también para familias, personas jóvenes, etcétera”. En definitiva, “viviendas normales”, asegura García Lantarón. 

Según el arquitecto, experto en la materia y estudioso de los modelos que se llevan desarrollando en Dinamarca en los últimos años, “esto se debe a que en los años 80 se decidió separar el entorno arquitectónico, la vivienda, de los servicios de atención y cuidados”. Por otro lado, “el enfoque actual también se centra en permanecer en el entorno conocido: en el barrio o en el pueblo donde se ha vivido toda la vida. La idea es fomentar los lazos sociales intergeneracionales, así como mantener los existentes”, asegura García Lantarón.

Tenemos muchos ejemplos de construcciones y nuevas tendencias de diseño que se enfocan hacia los senior, la mayoría de ellas puestas en práctica desde el siglo pasado en países como Suecia o Dinamarca. Entre ellas, García Lantarón destaca “las viviendas de Fredensborg en Dinamarca, diseñadas por Utzon en los años 60, y que siguen siendo increíblemente modernas y atractivas. También están las viviendas de Bomi-Parken, de los años 70, que se han transformado en viviendas para familias debido al interés y atractivo de las mismas. Y las de Strandlund, de los años 80, siguen en uso y son unas de las de mayor éxito en cuanto a demanda”. 

El profundo cambio demográfico mundial que se está produciendo ha provocado que los países hayan cambiado su estrategia en muchos órdenes distintos. También en cuanto a la contrucción de un hogar y una comunidad en la que los mayores se sientan más cómodos e identificados. Los nuevos desafíos que ha propiciado este fenómeno difieren dependiendo del enfoque político de cada país. En la región nórdica, explica García Lantarón, “el reto es mantener el Estado de Bienestar, así como los estándares de calidad. Para ello, siguen innovando y probando nuevos modelos de alojamiento”. Sin embargo, si nos trasladamos a España, el arquitecto no tiene tan clara la estrategia que se está llevando a cabo, aunque apunta que, con respecto al domicilio para mayores, “parece que empieza a incorporarse en la normativa de vivienda; y con respecto a los alojamientos con cuidados, parece que se sigue apostando por el modelo institucional de residencia con plaza concertada”. Para García Lantarón, en España lo realmente necesario es “una regulación de los servicios de atención domiciliaria más ambiciosa y flexible para adaptarse al actual reto, así como una normativa sobre alojamientos para mayores que se inscriba dentro de la normativa de vivienda, no en la de los servicios sociales. Ese es el modelo nórdico desde los años 80, con sus retos y carencias, pero sabemos que funciona”.

Por su parte, Miguel Gallego cree que el principal reto es precisamente “un cambio de paradigma en el modelo de vivienda”, ya que en la actualidad, “la gran mayoría de los agentes intervinientes en el proceso de fabricación de materiales y diseño de viviendas enfocan sus objetivos en un diseño atractivo, optimizando al máximo la superficie de cada vivienda y dejando en último lugar o como algo complementario la accesibilidad”. Todavía es frecuente, señala Gallego, “encontrarnos con viviendas con dormitorios y baños en los que una persona, sin ningún tipo de dificultad de movimiento, ya tiene problemas para circular por estas dependencias. ¿Cómo se pretende que una persona mayor con problemas de movilidad se mueva con estas limitaciones?”.

El avance tecnológico es otro reto en el horizonte. Gallego opina que “se está generando una brecha digital importante, tanto en el contenido de la información como en la forma de utilización, ya que la tecnología está dejando atrás a los consumidores mayores”. Es necesario, según el arquitecto técnico de adapt-A, que “la información explicativa de estos productos esté redactada para facilitar su lectura y comprensión, apoyada, a su vez, con pictogramas o imágenes explicativas”.

Muchas de las innovaciones que veremos en el futuro a medio plazo en materia de accesibilidad de entornos a través de diseños inteligentes del mobiliario ya se están gestando en el proyecto europeo Sheld-ON, iniciativa en la que participan 33 países y en la que España tiene un papel muy relevante. El propio Cetem lidera este proyecto cuyo objetivo es establecer una red multidisciplinar para el desarrollo de soluciones que permitan a las personas mayores vivir de manera más independiente, segura, confortable y saludable en sus hogares. El cambio está en camino.





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