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Julio Pérez Díaz Científico / Titular del CSIC. Instituto de Economía, Geografía y Demografía

'Es una barbaridad decir que la propia sustitución de la población española ha fracasado'

M.S. / EM 03-02-2015

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Pregunta.- ¿Por qué ha ido en aumento la necesidad de análisis de esta materia? ¿Qué rasgos han cambiado en mayor grado en la población española?

Respuesta.- Cada vez hay más personas de edades avanzadas respecto al resto de edades, y eso que hasta hace no hace mucho era solo una tendencia pero que seguía sin ser, en términos cuantitativos, demasiado importante, pero ya empieza a tener magnitudes muy notables. Los mayores en España, a finales del siglo pasado, ya eran más en número que los niños, eso es una tendencia internacional y tiene que ver con un cambio en las dinámicas poblacionales; pero como es un tema muy amplio, al final lo que destaca es que estamos pasando a sociedades en las que los mayores tienen una presencia mucho mayor que en el pasado. Hace un siglo España tenía un 4% de mayores, siendo los niños un tercio de la población y hoy tenemos un porcentaje de mayores del 17-18% y los niños son una proporción menor.

P.- ¿Qué desafíos plantea el actual envejecimiento de la población?

R.- Más que desafíos, yo los consideraría cambios porque, aunque suena crudo decirlo de esta manera, esto de que las administraciones públicas anticipan el futuro es un mito que deberíamos ir olvidando porque lo que realmente hacen es irse adaptando y asimilando los cambios, es decir, responder ante ellos. Lo verdaderamente importante es saber si este tema es solo lo que se ve o si este cambio implica otras muchas facetas y para ello es necesario hacer un balance del conjunto. No podemos quedarnos solo con un dato anecdótico. Si solo pensamos en el dato de que ahora hay más pensionistas que antes, se nos va a olvidar que antes los que cotizaban eran pocos, aunque estuvieran trabajando mucho, y además cotizaban muy poco porque el sistema productivo producía realmente poco. Si uno ve el cambio demográfico en un contexto general de cambios, entiende mucho mejor las cosas. Me refiero a la razón por la cual está cambiando la pirámide, y esto es porque sencillamente nos estamos reproduciendo mucho mejor que antes. Los niños de ahora están mejor cuidados y viven más años que antes. Esa es la raíz del cambio demográfico. Si continuamos pensando como los natalistas de los años 20, en que esto es el hundimiento de la patria y que no tendremos soldados para ir a la guerra con Alemania, nos asustaremos muchísimo, claro.

P.- Entonces, ¿no habría que desterrar el hecho de ver esta situación como un hecho dramático y resaltar esta perspectiva positiva que usted está defendiendo?

R.- Se tiende a pensar que esto es un cataclismo y no estoy de acuerdo. Tengo muy claro, según mi diagnosis, que este es el resultado de un triunfo, no de un fracaso. Pero parece que a estas alturas todavía nos sorprende el descenso de la natalidad en España cuando es algo que sucede desde 1975. No olvidemos que, a pesar de ello, la población española ha aumentado en el último siglo de 14-15 millones a 47. Es una barbaridad decir que la propia sustitución de la población española ha fracasado.

P.- En vez de hablar de ‘problema demográfico’, hablemos de ‘oportunidades del envejecimiento’, ¿cuáles podemos destacar?

R.- Existen unas oportunidades tremendas porque dado este cambio de tener menos hijos, hemos conseguido crecer mucho más, la gente vive mucho más, y mejor. No solo hemos cambiado cuántos somos, sino cómo somos, pues vivir más implica cuidarles mejor. Incluso los mayores de ahora tienen muchas virtualidades y es una vejez que nada tiene que ver, por ejemplo, con la de los años 70. Estos mayores de ahora son los que están parando la crisis, los que acogen a sus hijos cuando se quedan en el paro, los que están cuidando a los que están muy mal. Es algo que los sistemas públicos han descubierto hace tiempo, muestra de ello es que a finales de los 80 los postoperatorios se trasladaron a las casas, no al hospital, porque había alguien que podía cuidar al paciente. Es decir, claro que nos estamos aprovechando, en cierto modo, de este hecho.

P.- Y a nivel económico, ¿qué ha supuesto esta generación de edades avanzadas?

R.- Ha supuesto una revolución. Hoy en día, la inmensa mayoría de capital financiero en inversión que se está manejando en el mundo es el de las personas que llevan 40 años trabajando. Las capacidades que tiene una sociedad con una pirámide de población que tenemos hoy en día son tremendas, sin embargo se empeñan en decirnos que “son dependientes y que es necesario fomentar la natalidad”. En mi opinión, estos son discursos del siglo XIX.



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